Ghaderi, estudiante de filosofía y candidata a un doctorado, murió tras estar en coma por haber sufrido brutales golpes en la cabeza cuando se manifestaba en Teherán, en el marco de las protestas que se desarrollan desde mediados de septiembre luego de la muerte de Mahsa Amini, también por abuso policial.
Según reportó el grupo de derechos humanos Hengaw, basada en Noruega y que defiende los derechos de los kurdos de Irán, luego las fuerzas de seguridad abrieron fuego contra la multitud que se había reunido tras el funeral de Ghaderi para protestar por su muerte
Bajo presión del régimen, el padre de la estudiante afirmó que su hija murió de gripe y enfermedad subyacente.
Un fiscal, citado por los medios de comunicación estatales, dijo que Ghaderi tenía un problema cardíaco preexistente y que había muerto por envenenamiento, sin entrar en más detalles. No hubo comentarios oficiales inmediatos sobre el informe de los disparos.
Semanas después de la muerte de Amini, el caso guarda similitudes: allí un informe del forense negó que la joven hubiera muerto por golpes en la cabeza mientras estaba detenida, como afirmaban sus padres, y relacionó su muerte con problemas médicos anteriores.
Los estudiantes de una docena de universidades, incluidas las de las ciudades norteñas de Rasht y Amol, celebraron protestas ayer al grito de muerte al dictador, una referencia a la máxima autoridad de Irán, el ayatollah Ali Khamenei, según los vídeos no verificados en las redes sociales.
La República Islámica vive la mayor ola de protestas en años, desencadenada por la muerte de esta joven kurda iraní de 22 años, el 16 de septiembre pasado, tres días después de haber sido detenida en la capital iraní por la policía de la moral, por un supuesto incumplimiento del estricto código de vestimenta del país.
Pese a ello, hubo manifestaciones de estudiantes en la Universidad Islámica de Mashhad, al noreste de Irán, en las que se gritó “¡soy una mujer libre, ustedes son los perversos!”, aseguró.
La represión de las manifestaciones dejó más de 176 muertos desde la muerte de Mahsa Amini, según una ONG así como miles de detenidos y unas 1.000 personas, según el poder judicial, acusadas de participar en los disturbios.
Esta ola de protestas no tiene precedentes, por su magnitud y su naturaleza, desde la Revolución islámica de 1979.
Al filo de los días, las manifestaciones en favor de la libertad de las mujeres se transformó en protestas dirigidas contra el poder, que el régimen iraní califica de “disturbios”. (Infobae).
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