En un informe de 25 páginas, los académicos contabilizaron al menos nueve derrames en los dos años, incluido un vertido de 26.730 barriles de petróleo en julio del año pasado que afectó el parque nacional Morrocoy, una reserva natural de paradisíacas playas en la costa noroccidental venezolana.
El reporte menciona como posibles fuentes de ese vertido la versión oficial sobre un derrame desde un buque carguero que había zarpado de un puerto del centro del país y la de expertos y ONG ambientales sobre filtraciones y derrames en la refinería El Palito.
«En la zona costera, los derrames de hidrocarburos y el vertido de efluentes por la industria petrolera están sucediendo cada día con mayor frecuencia», dijo la academia en el documento divulgado en su página de internet. Tales derrames «afectan la columna de agua, los sedimentos (…) con impactos agudos que producen la mortalidad inmediata de organismos».
Los académicos agregaron que el derrame de productos provenientes de las refinerías, como la gasolina, son más tóxicos que los crudos pesados o extrapesados.
Mitigar o disminuir los derrames de hidrocarburos «es competencia, en primer lugar, de la industria petrolera, en cada uno de los sistemas de trabajo dentro de la cadena de producción (exploración, producción, transporte, refinación, almacenamiento, distribución) y de la contaminación por los derivados producidos», señaló el informe.
PDVSA y el Ministerio de Petróleo no respondieron de inmediato a un pedido de comentarios.
Para contener alguno de los derrames, la academia dijo que sólo en algunos casos se instalaron barreras, mantas oleofílicas y se realizaron labores de limpieza manual de las playas, sin el uso de maquinarias.
«Nótese que el plan de contingencias establecido por PDVSA en el año 1986, que promueve el uso de embarcaciones para el despliegue de barreras de contención y uso de desnatadores destinados a la recolección del hidrocarburo derramado, entre otras acciones, no se ha aplicado en una forma eficiente en los últimos 20 años», agregó.
Mencionan que, en el lago de Maracaibo, repleto de pozos petroleros, los derrames han afectado no sólo sus manglares sino sectores de la costa venezolana, islas y archipiélagos vecinos.
Venezuela cuenta con una línea costera de 3.800 kilómetros, con 53 humedales que ocupan una superficie de 38.656 kilómetros cuadrados, equivalente al 4,19% del territorio, con una alta diversidad de aves acuáticas. (Reuters)