Uno de los que aspira a recuperarse del golpe que supuso su caída es el expresidente brasileño Jair Bolsonaro, que aun habiendo sido inhabilitado ocho años confía en poder presentarse más pronto que tarde a unas elecciones, recordando que al presidente Luiz Inácio Lula da Silva se le retiraron en su día sus derechos electorales.
«Hace cuatro años, Lula estaba preso e inhabilitado, yo solo estoy inhabilitado», es el clavo ardiendo al que se agarra un Bolsonaro a quien se le vio exultante celebrando el triunfo de Milei. «Estoy muy feliz», le transmite el líder de la ultraderecha brasileña antes de ser invitado a la toma de posesión el próximo 10 de diciembre. «Iremos», le confirmó.
Quien no recibió de la mejor manera la noticia fue el presidente de Colombia, Gustavo Petro, que estuvo alertando de lo que supondría la llegada de la ultraderecha a Casa Rosada. En un nuevo mensaje reiterando lo ya dicho, su par salvadoreño, Nayib Bukele, con quien los enganchones dialécticos son constantes, le conminó a decirlo «sin llorar».
Su controvertida política de seguridad, sobre la que pesan numerosas denuncias de abusos sobre los Derechos Humanos, hizo de Bukele –quien será candidato en 2024– todo un referente en la región, a pesar de presidir uno de los países más pequeños del continente y con apenas peso internacional, para esas posiciones conservadoras que se habían quedado huérfanas de gobiernos en el continente.
Quien también se alegró fue José Antonio Kast, perdedor de las elecciones chilenas en 2021, cuya candidatura para las próximas presidenciales de 2025 aparece en todas las apuestas. «Parece que sí, ahora comienza la reconstrucción de Argentina. (…) Si a Argentina le va bien, a Chile y Latinoamérica le irá bien», celebró el líder del Partido Republicano.
Ya en Venezuela, donde están previstas elecciones para 2024, María Corina Machado, elegida por la oposición para intentar sacar al chavismo de Miraflores a pesar de arrastrar una inhabilitación de quince años que deja en el aire su futuro, celebró que el triunfo de Milei es una «lucha por el cambio» y jugando con el nombre de la coalición enfatizó que «la libertad avanza en América Latina».
En el vecino del norte, Donald Trump, que aspira a recuperar las llaves de la Casa Blanca mientras hace frente a varios procesos judiciales, mostró su «orgullo» por el triunfo de Milei, felicitado por un Departamento de Estado, que destacó las instituciones electorales argentinas, mientras la ultraderecha de ese país las ponía en tela de juicio difundiendo teorías infundadas de fraude.
Ya en Europa, los más efusivos fueron las derechas de Italia, donde el ministro de Infraestructuras, Matteo Salvini, le deseó buena suerte, y España, donde la ultraderecha de Vox también apela a la libertad para celebrar el triunfo de Milei. (Europa Press)