Las dos organizaciones recabaron una batería de pruebas que van desde documentos gráficos, declaraciones de testigos y exámenes de restos de las armas utilizadas para concluir que no hay ningún tipo de justificación militar a la que las fuerzas israelíes puedan agarrarse para defender los dos ataques que se ejecutaron en menos de un minuto.
Consideran que el grupo de periodistas estaba lejos de la teórica zona de peligro e identificado de forma adecuada. Además, llevaba al menos 75 minutos en el lugar donde cayeron los proyectiles israelíes y la zona habría sido sobrevolada por un helicóptero israelí y probablemente un dron, según los informes publicados hace dos días.
El investigador de HRW, Ramzi Kaiss, reclamó que los responsables rindan cuentas para que quede claro que los periodistas y otros civiles no son objetivos legítimos. «No es la primera vez que las fuerzas israelíes atacan aparentemente de forma deliberada a periodistas, con resultados mortales y devastadores, donde a pesar de constatarse que son trabajadores de la comunicación de igual manera son atacados», señaló.
La subdirectora de Amnistía Internacional para Oriente Próximo, Aya Majzoub, recordó igualmente que los ataques directos contra civiles o los ataques indiscriminados están completamente prohibidos por el Derecho Internacional Humanitario y pueden equivaler a crímenes de guerra.
«Ningún periodista debería ser atacado simplemente por hacer su trabajo. No se le puede permitir a Israel matar y atacar a periodistas con impunidad», añadió Majzoub, que reclamó a la vez una investigación independiente e imparcial sobre el incidente. (Europa Press)