Frente a estos datos, destacó que Ucrania prevaleció como nación soberana, independiente y democrática, lo que supone una gran victoria ante una Rusia que retrocedió y que ahora es más débil política, militar y económicamente.
«Año tras año, Moscú hipoteca su futuro a Pekín», apuntó Stoltenberg en rueda de prensa al término de la ministerial que se celebró entre el martes y ayer en el cuartel general de la OTAN en Bruselas y a la que asistió el ministro ucraniano de Exteriores, Dimitro Kuleba.
Stoltenberg, incidió en que, desde el punto de vista político, Rusia está perdiendo influencia en el extranjero y no sólo en Ucrania, sino también en el Cáucaso y Asia Central a tiempo que crece su dependencia de China.
Asimismo, advirtió de que Rusia también está bajo presión económicamente, ya que los ingresos del petróleo y el gas están cayendo, al tiempo que los activos bancarios rusos están sometidos a sanciones, mientras que más de 1.000 empresas extranjeras interrumpieron o reducido sus operaciones en el país y 1,3 millones de personas abandonaron el país en 2022.
«Todo esto subraya el error estratégico de Putin al invadir Ucrania», aseguró el secretario general de la Alianza, aunque solicitó no subestimar a Rusia ya que Putin tiene una gran tolerancia a las bajas y acumuló un gran arsenal de misiles de cara al invierno.
En un momento en el que Ucrania está más cerca de la OTAN que nunca, según reiteró Stoltenberg, el objetivo de los aliados es ayudar a Kiev en la transición de los equipos y estándares de la era soviética a los de la OTAN para que sus fuerzas sean plenamente interoperativas.
Sin embargo, para hacer realidad la adhesión, Ucrania deberá abordar reformas prioritarias, tales como la lucha contra la corrupción, el fortalecimiento del Estado de Derecho y el apoyo a los derechos humanos y de las minorías, un camino en el que los aliados se comprometieron a seguir apoyando al país mientras lucha por la libertad. (Europa Press)