Así, el Ejército sudanés y las RSF pactaron en Yedá «resolver las trabas para la entrega de asistencia humanitaria» y establecer un mecanismo de comunicación entre sus líderes, si bien no lograron alcanzar un alto el fuego tras cerca de siete meses de conflicto.
Por ello, la coordinadora humanitaria de la ONU para Sudán, Clementine Nkweta-Salami, destacó que los acuerdos marcan un momento de la verdad para el país y reclamaron que se cumplan las garantías para proteger a la población civil y garantizar la entrega da ayuda humanitaria sin restricciones.
«En particular, doy la bienvenida al acuerdo para establecer un Foro Humanitario para Sudán encabezado por la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), en representación de la comunidad humanitaria y con la participación de las partes en conflicto», manifestó.
En este sentido, dijo que este foro facilitará la aplicación de los compromisos en Yedá, a tiempo de recordar que cerca de 25 millones de personas, la mitad de la población sudanesa, necesita ayuda humanitaria. «El desplazamiento, las enfermedades y la violencia sexual son generalizados», recalcó.
«Los compromisos tangibles acordados por el Ejército y las RSF deben verse ahora seguidos por acciones inmediatas y tangibles», apuntó Nkweta-Salami, quien manifestó que es fundamental que sean retirados de una vez por todas los obstáculos, burocráticos y de otro tipo, que impiden entregar ayuda vital de forma rápida y a una escala adecuada.
De esta forma, reclamó garantías fiables de las partes en conflicto para garantizar que la ayuda y los trabajadores humanitarios pueden moverse
de forma segura a través de las líneas de conflicto. «Simplemente no podemos llegar a Jartum, Dafur, Kordofán y otras zonas en guerra en el país sin estas garantías», explicó.
«Las partes en conflicto tienen la obligación compartida de honrar los compromisos alcanzados en Yedá. Por el bien de millones de civiles en Sudán que no quieren ser parte de esta guerra y en línea con el espíritu del acuerdo, deben trabajar para un cese permanente de las hostilidades. El pueblo de Sudán no merece menos», señaló Nkweta-Salami.
Las negociaciones, mediadas por Arabia Saudí, Estados Unidos y la Autoridad Intergubernamental sobre el Desarrollo (IGAD), quedaron suspendidas en mayo después de que el Ejército denunciaran un incumplimiento de la Declaración de Yedá acusando a las RSF de estar desplegadas en hogares civiles, si bien se retomaron a finales de octubre.
La guerra estalló el 15 de abril tras fuertes discrepancias entre el Ejército y las RSF sobre la integración del grupo paramilitar en el seno de las Fuerzas Armadas, que hicieron descarrilar el proceso de transición abierto tras el derrocamiento del expresidente Omar Hasán al Bashir después de 30 años en el poder. (Europa Press)