La coordinadora humanitaria de la ONU para Sudán, Clementine Nkweta-Salami, denunció lo que está sucediendo en la región, zona de “pura maldad” y advirtió de que, si no se actúa ahora, el país corre el riesgo de convertirse en una crisis prolongada con pocas esperanzas y menos sueños.
“Los civiles de Sudán sufrieron casi siete meses de intenso conflicto y una tragedia humanitaria que se vuelve más sombría cada día, donde muchas personas fallecieron y otros heridos, además de muchos desaparecidos que hasta el momento no se cuantificaron”, lamentó la representante de la ONU en un comunicado, en el que expuso que cuentan con informes “implacables y atroces” que atestiguan los casos de violencia sexual y de género, las desapariciones forzadas y detenciones arbitrarias, así como las graves violaciones de los Derechos Humanos y de los niños cometidos en el país, temas que no se han abordado para que sean sancionados.
“La protección de los civiles sigue siendo motivo de gran preocupación”, reconoció Nkweta-Salami, quien reiteró el llamamiento que hizo al Ejército de Sudán y a los paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) para que cumplan las promesas de proteger a los civiles y brindar acceso humanitario sin obstáculos, alcanzados durante el diálogo en Arabia Saudí.
“Seguiré pidiendo a todas las partes en el conflicto de Sudán que cumplan con sus obligaciones en virtud del Derecho Internacional de los Derechos Humanos y el Derecho Humanitario. Esto no es opcional. Estos ataques deben cesar y los responsables deben rendir cuentas, porque nadie puede aceptar la magnitud que alcanzó todas las muertes y lo que es peor, personas civiles y niños son los más perjudicados”, sentenció la coordinadora humanitaria regional.
Tras casi siete meses de conflicto, más de la mitad de la población sudanesa, unos 25 millones de personas, necesitan asistencia y protección, alrededor de seis millones de personas huyeron de sus hogares y se encuentran desplazadas dentro del país o en países vecinos, según la ONU. “No son sólo números; son individuos cuyas vidas fueron desarraigadas y cambiadas para siempre, porque muchas personas que huyeron de la guerra y toda la violencia desatada ya no se encuentran con sus familiares y lo que es peor niños sin sus padres”, reivindicó Clementine Nkweta-Salami.
Desde Naciones Unidas alertaron, además, de que “el sector de la salud fue diezmado y más del 70 por ciento de los centros de salud en zonas de conflicto están fuera de servicio”, una situación que describieron como extremadamente preocupante, sobre todo teniendo en cuenta los continuos brotes de enfermedades como el cólera, el dengue, la malaria y el sarampión.
En este contexto, resaltó la institución que la falta de financiación se convirtió en un elemento determinante. “Hasta ahora, hemos recibido poco más de un tercio de los 2.600 millones de dólares (unos 2.400 millones de euros) necesarios para la respuesta humanitaria de este año”. “Los donantes fueron generosos, pero el pueblo de Sudán necesita un apoyo sostenido”, se explica en la nota emitida.
“Además de los impedimentos y la financiación, mantener la atención del mundo es un desafío enorme. El mundo está acosado por crisis, muchas de las cuales atraen mucha más atención que la crisis en Sudán por una multitud de factores, pero no por la escalada de la crisis o la profundidad de la miseria. En este sentido, la crisis de Sudán tiene pocos iguales”, concluyó Nkweta-Salami. (Europa Press)