“Hemos confirmado 31 cuerpos de civiles muertos y un militar de la fuerza de mantenimiento de la paz”, explicó el ministro de Información de Abyei, Boulis Kuoch.
Kuoch, explicó que grupos de jóvenes armados llegados desde el estado sursudanés de Warrap atacaron varias aldeas en los condados de Rum-Ameer y Aleel a primera hora de la mañana de ayer. Una veintena de personas, incluidos niños, están hospitalizadas para recibir tratamiento por heridas de bala.
El portavoz de Abyei resaltó que hay un ‘casco azul’ ghanés muerto cuando intentaba parar la matanza de civiles. En la zona tiene presencia la Fuerza Provisional de Seguridad de Naciones Unidas para Abyei (UNISFA, por sus siglas en inglés). La misión está respaldada por una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU aprobada en junio de 2011.
Por su parte, el ministro de Información de Warrap, William Wol Mayom, aseguró que las acusaciones están siendo investigadas. “Dadnos tiempo”, reclamó.
Las denuncias llegan tras la muerte el lunes de cerca de 40 militares y seis civiles, en un asalto contra un cuartel en Warrap, suceso achacado a personas de las comunidades neur y ngok dinka llegados desde Abyei, lo que provocó un ataque por parte de la comunidad titweng contra localidades de mayoría ngok dinka en Abyei.
El estatus de Abyei quedó en suspenso cuando Sudán del Sur declaró su independencia en el año 2011 y sigue siendo uno de los principales focos de conflicto entre ambos países por su importancia geoestratégica y sus reservas energéticas.
En principio, el futuro de la región debería haberse dilucidado según un referéndum estipulado en los históricos acuerdos de paz de 2005, que desembocaron en la independencia de Sudán del Sur, si bien los dgok dinka imposibilitaron el plebiscito al rechazar sin paliativos la participación de los nómadas miseriya en la consulta.
Pese al descenso de la violencia por el conflicto político tras el acuerdo de paz de 2018, el país registró un aumento de los enfrentamientos intercomunitarios, motivados principalmente por el robo de ganado y las disputas entre pastores y agricultores en las zonas más fértiles del país, especialmente a causa del aumento de la desertificación y el desplazamiento de poblaciones.