La cúpula del Partido Comunista chino (PCCh) celebró ayer una reunión de trabajo económico en la que aseguró que el país se está recuperando en ese ámbito, si bien reconoció dificultades y desafíos.
El presidente chino y secretario general de la formación, Xi Jinping, presidió el encuentro, de carácter anual, en el que se destacó que las perspectivas económicas son positivas a largo plazo.
“China todavía tiene que superar algunas dificultades y desafíos para reactivar aún más la economía, pero las condiciones favorables superan a los factores desfavorables”, incidió el encuentro.
Los líderes chinos creen que la economía de China logró una recuperación y que se lograron avances sólidos en el desarrollo de alta calidad durante este 2023, e instaron a una mayor confianza.
Pero la semana pasada, el Politburó, máximo órgano en la toma de decisiones de la formación, mantuvo otro encuentro en el que adelantó que el país buscará estimular la demanda interna y consolidar la recuperación económica en 2024.
“China ganará vitalidad económica, prevendrá y resolverá riesgos, mejorará las expectativas sociales, consolidará y realzará la recuperación económica y continuará promoviendo una mejora efectiva de la calidad y el crecimiento de la economía”, según un texto oficial sobre el encuentro.
En los últimos meses, Pekín trató de paliar la débil recuperación económica tras la pandemia con amenazas como la crisis inmobiliaria, los riesgos de deuda de los gobiernos locales, el lento crecimiento global y las tensiones geopolíticas.
La economía china crecerá un 5,4% este año, pero frenará hasta el 4,6% en 2024 debido a la continua debilidad del mercado inmobiliario y a una apagada demanda proveniente del exterior, pronosticó en noviembre el Fondo Monetario Internacional (FMI).
El FMI señaló que, a medio plazo, sus proyecciones sobre China pasan por un decrecimiento paulatino del ritmo de crecimiento hasta situarse en torno a un 3,5% hacia 2028, debido a factores como una débil productividad o el envejecimiento de la población.
CORTE DE INVERSIONES
Los inversores extranjeros se mostraron reacios a China durante la mayor parte de este año debido a factores como una recuperación tras la pandemia más débil de lo esperado, una serie de redadas en oficinas por parte de las autoridades chinas, gobiernos locales con problemas de liquidez que ofrecen menos incentivos a la inversión y mayores rendimientos de la inversión en Estados Unidos.
“En años anteriores, el 80% (de las empresas) invertía más debido al potencial del mercado, pero parece que ahora estamos entrando en una fase de verdadera claridad”, dijo Julian Fisher, presidente de la Cámara de Comercio Británica en el país.
Las conclusiones de la Cámara, basadas en las opiniones de sus miembros durante octubre y noviembre, revelaron que el 60% de las empresas consideraban que hacer negocios en China se había vuelto más difícil durante el último año y el 78% de ellas lo achacaban a factores económicos. (Infobae/Efe/Reuters)
Más de la mitad de las empresas encuestadas afirmaron que la geopolítica también dificultaba las operaciones en China, mientras que el 43% de las empresas se enfrentaba a problemas normativos, como la obtención de licencias.
La inversión extranjera directa en China se ralentizó sustancialmente desde que el país abandonó sus estrictas restricciones covid-19 a finales del año pasado, lo que ha llevado al país a registrar el primer déficit trimestral de su historia en inversión extranjera directa en el periodo julio-septiembre, lo que sugiere una presión a la salida de capitales.