Iwao Hakamada fue condenado a muerte en 1966, acusado por el asesinato de la familia de su jefe. La Justicia reconoció que el hombre fue condenado con pruebas falsas.
La justicia de Japón absolvió ayer a un hombre, que pasó más de cinco décadas en el corredor de la muerte, por un asesinato múltiple que se remonta a 1966 y que nunca cometió, un indulto histórico que llega después que la corte hallara indicios de que los investigadores a cargo del caso falsificaron pruebas al respecto.
El nuevo juicio contra Iwao Hakamata, un antiguo boxeador profesional de 88 años, comenzó el pasado mes de octubre en la prefectura de Shizuoka, en el este del país, diez años después de que la presentación de nuevas pruebas condujeran a su excarcelación en 2014. Sin embargo, los fiscales pedían nuevamente que fuera condenado a muerte por el asesinato de cuatro personas.
Sus seguidores celebraron la decisión judicial, que indica que hubo “casos de fabricación de pruebas”, incluida la inclusión de cinco prendas de ropa que Hakamata habría llevado puestas, supuestamente cuando se produjo el asesinato de la familia en cuestión, que se encontraba al frente de la fábrica en la que trabajaba. Además, la Corte falló que la confesión fue obtenida bajo tortura cuando este se encontraba bajo custodia policial.
Durante el nuevo juicio, los abogados de Hakamata argumentaron que la información nueva demostraba su inocencia, mientras que los fiscales afirmaron que había suficientes indicios para confirmar que debía ser ejecutado por el crimen, según informaciones de la agencia japonesa de noticias Kiodo.
Las prendas en cuestión fueron halladas en un tanque de miso de la fábrica, cerca del lugar donde se produjeron los asesinatos y tan solo 14 meses después de la muerte de los cuatro familiares. No obstante, la Fiscalía tendrá que decidir si recurre o no el fallo.
El exboxeador trabajaba en una fábrica de miso, cuando fue detenido en 1966, por el presunto asesinato del director general de la empresa, su mujer y dos de sus hijos. Todos ellos fueron hallados muertos por heridas de arma blanca en su casa de la prefectura de Shizuoka, una vivienda que había sido además incendiada.
Acusado de asesinato, robo e incendio provocado, su condena a muerte fue firme al dictaminarse que las marcas de sangre de las cinco prendas encontradas en el tanque de miso coincidían con los tipos sanguíneos de las víctimas y de Hakamata, que confesó haber cometido los asesinatos durante un intenso interrogatorio, pero no durante el juicio posterior.
PENA DE MUERTE
La ONG Amnistía Internacional aplaudió la decisión de la Justicia japonesa y señaló que se trata de un “reconocimiento importante a la profunda injusticia que soportó (Hakamada) durante casi medio siglo de encarcelamiento injusto”, según el comunicado de la organización.
El investigador de la ONG para Asia Oriental, Boram Jang, recordó que Hakamada estuvo diez años esperando la celebración de un nuevo juicio. “Termina una lucha inspiradora para limpiar su nombre por parte de su hermana Hideko y todos aquellos que lo apoyaron”.
“Al celebrar este día de justicia para Hakamada, tan esperado, recordamos el daño irreversible causado por la pena de muerte. Instamos firmemente a Japón a abolir la pena de muerte para evitar que esto vuelva a suceder”, puntualizó antes de afirmar que las autoridades del país deben “revisar todas las penas de muerte vigentes, en particular cuando existen problemas de salud mental o discapacidades intelectuales”.
“Sólo la abolición completa de la pena capital garantizará que errores tan graves nunca se repitan y que no se prive a personas de la vida de manera irreversible y arbitraria. Amnistía Internacional seguirá presionando por la abolición de la pena de muerte y por reformas que garanticen equidad y justicia para todos”, sostuvo. (Europa Press)