Ismael Zambada García, El Mayo, nunca ha sido detenido. Silencioso y montaraz, la leyenda asegura que este viejo narcotraficante, ahora mismo el más importante líder del cártel de Sinaloa, vive al raso en las montañas del norte de México. Su captura, al igual que en su día la de su aliado Joaquín Guzmán Loera, se ha convertido en un objetivo prioritario de las fuerzas armadas mexicanas. Jamás lo han logrado, pero los golpes son cada vez más cercanos. El último llegó la madrugada de ayer en Culiacán (Sinaloa). A las cuatro de la madrugada, fuerzas especiales del Ejército interceptaron una camioneta en la que viajaba El Cali, el jefe de sicarios de El Mayo Zambada. Tras una corta persecución, siempre según medios locales, cayó abatido. En la refriega, murieron dos de sus lugartenientes y otros tres sicarios fueron detenidos y permanecen custodiados en el hospital general.
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