Vientos resultantes del aire cada vez más frío por el creciente deshielo en contacto con la superficie de los glaciares del Himalaya, pueden acabar enfriando y preservando los ecosistemas circundantes. Es la conclusión de un equipo internacional que analizó el efecto del aumento de las temperaturas en la zona.
Anteriormente, los científicos habían documentado un efecto de calentamiento dependiente de la altitud, al demostrar que las cimas de las montañas «sentían» más el efecto del calentamiento global y se calentaban más deprisa. Pero una estación climática de gran altitud situada en la base del monte Everest, en Nepal, mostraron un fenómeno inesperado y es que los promedios medidos de temperatura del aire en superficie se mantuvieron sospechosamente estables en lugar de aumentar.
La estación climática del Laboratorio/Observatorio Internacional Pyramid, situada a una altitud glaciar (5050 m) en la ladera sur del Everest, junto a los glaciares Khumbu y Lobuche, registraron continuamente datos meteorológicos cada hora durante casi tres décadas.
Ahora, un equipo internacional de investigadores dirigido por la nueva profesora del Instituto de Ciencia y Tecnología de Austria (ISTA) Francesca Pellicciotti, y los investigadores del Consejo Nacional de Investigación de Italia (CNR) Franco Salerno y Nicolas Guyennon, descifraron el código.
Para explicar el fenómeno, el equipo tuvo que examinar a fondo los datos. «Descubrimos que las medias globales de temperatura parecían estables por una sencilla razón. Mientras que las temperaturas mínimas no dejaban de aumentar, las máximas de la superficie en verano descendían constantemente», explica Salerno.
Más allá de las observaciones terrestres de las que Pyramid dispone de forma exclusiva, el equipo recurrió a los últimos avances científicos en modelos climáticos: el reanálisis climático y meteorológico mundial denominado ERA5-Land. El reanálisis ERA5-Land combina datos de modelos con observaciones de todo el mundo en un conjunto de datos globalmente completo y coherente que utiliza las leyes de la física.
En última instancia, los investigadores pretenden comprender qué glaciares pueden reaccionar de este modo al calentamiento global y durante cuánto tiempo.
Realmente los glaciares son esenciales para mantener la seguridad hídrica de sus ecosistemas, pero la cuestión es durante cuánto tiempo pueden defenderse unos glaciares sanos.
Los glaciares de las laderas meridionales del Himalaya son ejemplos clásicos de «glaciares de acumulación-ablación»: acumulan masa a gran altitud procedente de los monzones estivales del subcontinente indio y, al mismo tiempo, pierden masa por el deshielo continuo.
Sin embargo, los vientos catabáticos están alterando este equilibrio: las masas de aire más frío que descienden de los glaciares están reduciendo la altitud a la que se producen las precipitaciones.
Sobre si significa esto que los glaciares se acercan a su punto de inflexión de preservación, afirma Pellicciotti, “apunta que lo están en algunos lugares, pero no sabemos dónde ni cómo”.
«Aunque los glaciares no puedan preservarse para siempre, es posible que conserven el medio ambiente que los rodea durante algún tiempo -prosigue-. Por ello, pedimos más enfoques de investigación multidisciplinares para aunar esfuerzos en la explicación de los efectos del calentamiento global», concluye. (Europa Press)