Con la decisión militar ya asumida, el premier Netanyahu, define los blancos a destruir sobre la base de la relación con EEUU, el precio del combustible y sus efectos en la región.
Israel ya decidió atacar a Irán, pero debate los blancos a destruir por sus resultados geopolíticos y económicos. Benjamín Netanyahu quiere golpear a Teherán para forzar un cambio en el tablero regional, y a la vez asume los efectos de una ofensiva que puede desestabilizar la economía global y causar consecuencias políticas en Estados Unidos, a un mes exacto de sus elecciones presidenciales.
El Consejo de Seguridad de Israel recomendó una ofensiva aérea contra el sistema de desarrollo nuclear de Irán o su infraestructura petrolera. Son blancos estratégicos que implican consecuencias en la región y en la economía global, así como un nivel de preparación y de inteligencia previa que no dependen únicamente de la decisión israelí.
Estados Unidos apoya el ataque de Israel a Irán, pero cuestiona los objetivos elegidos. En los últimos días hubo un fuerte debate entre Jerusalem y Washington para acordar los targets, y ante la falta de coincidencias entre los dos aliados en Medio Oriente, Joe Biden, hizo declaraciones públicas para decantar la situación.
Biden ya rechazó la posibilidad de avanzar sobre las instalaciones nucleares, y ayer en DC, cuestionó la asignación de la infraestructura petrolera de Irán como blanco a destruir.
“Si yo estuviera en su lugar (de Israel), estaría pensando en otras alternativas que no fueran atacar los yacimientos petrolíferos”, sostuvo el presidente de Estados Unidos en la Casa Blanca.
Las opiniones de Biden causaron muchísima irritación política en Netanyahu.
Si bien sus principales ministros continúan en línea abierta con Jake Sullivan, consejero de Seguridad Nacional; William Burns, director de la CIA; y Lloyd Austin, jefe del Pentágono; el premier israelí está considerando otras circunstancias para definir el próximo ataque contra Irán.
Netanyahu no tiene intención de ejecutar un nuevo movimiento bélico sólo justificado con la consigna de replicar los 180 misiles que lanzó Teherán a principios de la semana pasada.
El jefe de Gobierno israelí considera que Irán enfrenta una crisis de liderazgo y que un golpe fuerte puede causar un efecto dominó en la política de alianzas a nivel país que fija el status quo en el mundo árabe.
Esa mirada estratégica de Netanyahu, que dilata la ofensiva sobre Irán, está atada al blanco iraní a destruir. Si son las refinerías petroleras, el precio del barril puede subir y ese efecto económico influye en la toma de decisiones de países como Qatar y Arabia Saudita.
En este contexto de economía global, el Gobierno de Israel tampoco olvida la situación doméstica en Estados Unidos: Kamala Harris y Donald Trump van a elecciones presidenciales el próximo 5 de noviembre, y la subida del combustible puede afectar las tendencias electorales. Jimmy Carter perdió frente a Ronald Reagan por la crisis de los rehenes en Irán y el incremento de la nafta en las estaciones de servicio.
En caso de evitar un ataque a la producción petrolera de Irán, Israel tiene en consideración avanzar sobre su sistema de desarrollo nuclear. Se trata de un objetivo complejo de ejecutar por sus niveles de seguridad, su eventual impacto regional y la posible réplica militar de Irán.
Desde hace años que Netanyahu calibra un ataque sobre este proyecto clave del régimen iraní, pero es necesario tener ajustada la información de inteligencia y contar con el respaldo de los Estados Unidos, que aporta logística clave para proceder con esta operación militar. (Infobae)
Biden ya señaló que no a esta hipótesis de conflicto, y eso influye en la toma de decisiones de Israel, que necesita al Pentágono para evitar eventuales errores en un movimiento bélico que rompería el statu quo en Medio Oriente.
Irán sufre una crisis de liderazgo regional, y un golpe a su proyecto nuclear puede abrir una instancia histórica que Estados Unidos, Qatar y Arabia Saudita aguardan agazapados.
Si Teherán está débil, la situación puede cambiar en El Líbano, Gaza, Siria e Irak, y aplacar los ataques de los Hutíes que afectan el comercio marítimo internacional.
Netanyahu evalúa todas estas consideraciones geopolíticas y económicas para asestar un golpe estratégico a Irán. Ya tomó la decisión de atacar, y en las próximas horas definiría qué y cuándo.