«Remarcamos la necesidad de que haya acciones urgentes para resolver una crisis humanitaria que empeora en Gaza. Todas las partes deben permitir el apoyo humanitario sin trabas para los civiles», reclamaron los ministros, entre los que figura el estadounidense Antony Blinken, al término de una reunión en Japón.
Es en este ámbito en el que ven margen para pausas humanitarias y corredores que permitan por un lado la entrada de suministros básicos y, por otro, la liberación de los más de 240 rehenes en manos de Hamás, un grupo contra el que llamaron a seguir imponiendo sanciones. También abogaron por mantener la evacuación de extranjeros, que actualmente se limita al paso de Rafá, en la frontera con Egipto.
La nota expresa de manera clara la condena a los ataques perpetrados por Hamás el 7 de octubre y el respaldo al «derecho» de Israel a defenderse, teniendo en cuenta no obstante que tanto israelíes y palestinos deben poder vivir con «seguridad, dignidad y paz». El G7 llamó a seguir trabajando en favor del diálogo y de «una solución de dos Estados», ya que consideran que es el único camino para una paz justa, duradera y segura en la región.
De hecho, ampliando el foco, aludieron a Irán, para condenar sus vínculos tanto con Hamás como con el partido-milicia libanés Hezbolá. El G7 emplazó a Teherán a utilizar su influencia para rebajar las tensiones y a abstenerse de cualquier futura medida que pueda desestabilizar Oriente Próximo.
AVISOS A RUSIA Y CHINA
Por otro lado, la reunión sirvió para recordar el firme apoyo de los países del G7 a Ucrania, durante el tiempo que sea necesario, con una premisa clara: Una paz justa y duradera no se logrará sin la inmediata, completa e incondicional retirada de las tropas y de los equipos militares de Rusia del territorio de Ucrania reconocido internacionalmente.
Recriminaron también a Moscú que siga rompiendo tratados internacionales y su irresponsable retórica nuclear, con avisos tanto en el ámbito judicial como en el económico. Los gobiernos del G7 quieren «acelerar» sus consultas para imponer nuevas sanciones en el ámbito de la energía, los metales y los diamantes.
Las conclusiones finales aluden igualmente a China, una potencia con la que el G7 apuesta por mantener relaciones constructivas y estables, pero a la que también afean prácticas que en lo económico pueden llevar a distorsionar el mercado y que, en lo político, implica dudas sobre el respeto de los Derechos Humanos en zonas como Xinjiang, Tíbet y Hong Kong.
Quieren un Indo Pacífico «libre y abierto», en aparente respuesta a los intentos de Pekín por ganar influencia en la zona. En el mar de China Meridional, los ministros firmantes se posicionaron en contra de cualquier intento de cambiar el ‘statu quo’ por la fuerza o mediante coacciones, mientras que también ven necesario que exista «paz y estabilidad» en el estrecho de Taiwán. Los países del G7 respaldan la doctrina de ‘una sola China’ l tiempo que llaman a integrar a Taiwán en organizaciones internacionales. (Europa Press)