Los argentinos acuden hoy a votar en una segunda vuelta de las elecciones muy abiertas, con el oficialista Sergio Massa y el aspirante de la ultraderecha Javier Milei separados por apenas unos puntos, según los últimos sondeos, en medio de un clima enardecido por el antagonismo de ambas opciones y las acusaciones de la oposición alertando de fraude electoral.
De acuerdo con las diez últimas encuestas recopiladas, Milei sale como vencedor en seis de ellas, por las cuatro que hablan de un triunfo de Massa. Dicho estudio también refleja una media de un 2,9 por ciento de voto en blanco y un 2,5 por ciento de indecisos.
Massa, con tono moderado, supo imponer su ritmo en un cara a cara en el que a Milei se le vio con cierta pasividad, sin saber muy bien cómo abordar los temas que habrían puesto en apuros al todavía ministro de Economía, como la crisis económica y el hondo déficit que arrastra Argentina.
Para cerrar la campaña ambos volvieron a mostrar sus diferencias de estilo, Milei, acompañado por la candidata de la derecha tradicional en primera vuelta, Patricia Bullrich, se dio un baño de multitudes en Córdoba, provincia clave para sus aspiraciones, donde algunos de sus acólitos sacaron la motosierra a pasear, mientras que Massa optó por algo mucho más discreto, reuniéndose con grupos empresariales y estudiantes en un colegio público de Buenos Aires.
El cierre de campaña estuvo marcado también por los ataques que la coalición de Milei, dirigió contra el sistema electoral argentino, lanzado unas infundadas sospechas sobre un fraude electoral, que recuerdan a las de algunos de sus homólogos en la región, como el expresidente brasileño Jair Bolsonaro.
PERFILES
Abanderado de los denominados libertarios, Milei centró la campaña en señalar a la política tradicional y a su clase dirigente, a la que define como casta, como principales responsables de los males de Argentina. Sin embargo, el apoyo de Patricia Bullrich, tras la primera ronda ha provocado que haya rebajado el tono.
En materia social Milei no deja espacio a la duda y ya aclararó a veces con más histrionismo del que se le presupone a un líder político, que si de él dependiera reduciría el papel del Estado hasta el punto de justificar votar en contra de una ley que detecta cardiopatías congénitas en los bebés antes de nacer porque supondría más gasto público.
Una de sus últimas polémicas fue su defensa durante el debate de la exprimera ministra británica Margaret Thatcher, por quien siempre sintió una gran afinidad y a quien calificó de «gran líder», lo que provocó el rechazo, por ejemplo, de colectivos de veteranos de la guerra de las Malvinas.
DISPUTA POR LOS VOTOS DE TERCEROS
La cita de hoy está marcada por la sorpresa que supusieron los resultados de la primera vuelta electoral, en la que los vaticinios de un Milei vencedor al igual que en las primarias de agosto, saltaron por los aires cuando Massa logró sacarle casi siete puntos porcentuales.
Asimismo, en la segunda vuelta está por ver también cómo influirá la movilización por rechazo que suscitan uno y otro candidato, y por quién se decantará el 23 por ciento que votó en primera ronda por Patricia Bullrich, quien al anunciar su apoyo a Milei desencadenó una ruptura con algunos partidos que formaban la coalición Juntos por el Cambio, los cuales se declararon neutrales, así del resto de fuerzas.
La Unión por la Patria de Sergio Massa logró más de 9,6 millones de votos en primera ronda gracias en parte a su gran resultado en la provincia de Buenos Aires, una de las regiones con mayor población y cuya suma superó a los resultados conjuntos de Bullrich y Milei.
Sea quien logré mudarse a Casa Rosada, deberá lidiar con la enésima crisis financiera de un país, cuya inflación se prevé vuelva a superar máximos históricos y en medio de una fuerte polarización, fruto de la irrupción de esa tercera vía ultraliberal y conservadora que representa Milei. (Europa Press)