Irán «es responsable de todo lo que le pase», sentenciaron los familiares, al dar cuenta públicamente de un mensaje que Mohamadi les habría trasladado desde la cárcel de Evin, donde cumple condena por varios delitos que, según organizaciones defensoras de los Derechos Humanos, guardan relación con su activismo político.
Mohamadi supuestamente llevaba una semana pidiendo su traslado al hospital para recibir asistencia médica, ya que un médico de la propia cárcel consideró que necesitaba ser evacuada de «urgencia» a un centro de atención cardiaca y pulmonar. La nota no aclara exactamente cuál sería la dolencia de la activista.
Ante esta demora, decidió iniciar una huelga de hambre para protestar por la recurrente falta de asistencia médica a los reclusos enfermos y por «la política de ‘muerte’ o ‘hiyab obligatorio'» que impera en Irán, motivo de debate público especialmente en el último año a raíz de la muerte bajo custodia de la joven Mahsa Amini, detenida por llevar mal el velo.
El Comité Noruego del Nobel reconoció a principios de octubre la labor de Mohamadi, poniendo en valor «su lucha contra la opresión de las mujeres en Irán y su lucha para promover los Derechos Humanos y la justicia para todos». Mohamadi, de 51 años, se pasó la mayor parte de los últimos 20 años de su vida en prisión y fue condenada hasta en cinco ocasiones hasta acumular una pena total de 31 años de cárcel. (Europa Press)