En lo que va de noviembre, solo en Somalia se registraron más de 795.000 desplazamientos, tratándose en numerosas ocasiones de personas ya desplazadas internamente como consecuencia de la sequía y el conflicto.
En la Región Somalí de Etiopía, hay aproximadamente medio millón de afectados por las inundaciones repentinas, que provocaron que unas 40.000 familias (alrededor de 240.000 personas) se hayan visto forzadas a desplazarse, incluyendo personas refugiadas por el conflicto en Somalia.
En los campos de refugiados de Dadaab, en Kenia, son cerca de 25.000 las personas que se vieron afectadas por las inundaciones y ahora buscan refugio.
Las inundaciones, que llegaron meses después de la sequía más larga y severa registrada en el Cuerno, dañado o incluso destruido buena parte de las viviendas en la región, lo que se tradujo en que muchas personas se vean obligadas a resguardarse bajo los árboles o en terrenos más elevados.
Asimismo, el agua potable, limpia y segura se convirtió en un bien escaso y los servicios de salud se vieron también afectados, al igual que miles de cabezas de ganado y hectáreas de cultivo.
En este contexto, algunos refugiados acogieron en sus hogares a los nuevos desplazados, por lo que muchos están en condiciones de hacinamiento. En este sentido, el saneamiento se convirtió en uno de los principales motivos de preocupación de la Agencia de Naciones para los Refugiados.
Además, muchas carreteras quedaron inundadas o destruidas, dificultando el acceso a servicios esenciales como la atención médica a las personas más vulnerables.
«Las familias que viven en áreas propensas a inundaciones también necesitan apoyo urgente para trasladarse a terrenos más elevados», informó Acnur, que hizo un llamamiento de apoyo urgente a todos aquellos potenciales donantes para brindar asistencia y protección para salvar vidas, mientras las lluvias continúan. (Europa Press)