Nadal neutralizó la resistencia de 6-0 (146), Manuel Orantes (115) y Andre Agassi (113).
A pesar de empezar con un 2-0 abajo en el marcador, el italiano neutralizó esa desventaja en un visto y no visto, en parte por las tres dobles faltas que llegaban desde el otro lado de la red.
Nadal generaba dudas al saque y también con una derecha que moría en la red más veces de lo habitual. Pero uno de puntos débiles de Jannik es saber gestionar las ventajas.
Le había pasado en los dos precedentes con Rafa y le volvió a pasar hoy. Dispuso de un 4-2 en la manga inicial tras encadenar cuatro juegos como si fuera una apisonadora.
El campeón de 20 grandes debía tirar de galones para ganar cada uno de los puntos. Lo acompañaba con un sonoro «vamos». Era momento de intimidar al rival. Que supiera con quién estaba jugando.
Sinner mantenía la renta mínima. El pupilo de Ricardo Piatti sacó para adelantarse con 5-4. Le pudo la presión y la entidad del adversario. Exactamente igual que le pasó a Alexei Popyrin en la ronda inicial.
Tres tiros a la red y una doble falta rindieron al novato. A sus 19 años, tiene mucho que aprender. Nadie le gana una manga al balear en las pistas del Bois de Boulogne desde el 9 de junio de 2019 en la final disputada con Dominic Thiem. Desde entonces, 35 sets sin fallo.
Se pasó de un 5-3 para el italiano a un 7-5 para el español. Es la diferencia entre un gran campeón de un proyecto a serlo. Lo peor para el derrotado es que había sumado un punto al saque en las dos últimas ocasiones en las que había puesto la pelota en juego.
El número uno de los ‘Next Gen’ parecía tener problemas de visión. Se fue hasta dos veces a los vestuarios. De ahí hasta el final se dedicó a ganar todos los puntos intrascendentes. Todos los importantes y de algún valor en el marcador cayeron del lado de Nadal.
Los juegos fueron cayendo sin parar en el casillero de Nadal. Hasta ocho seguidos. Las dobles faltas de Rafa (7) llegaban cuando no le penalizaban. Ya son 104 las victorias del balear en los Internacionales de Francia.
Sinner, que empezó perdiendo por 4-0 en la segunda manga, se acercó hasta el 4-3 y saque. Llegaría entonces el ya cantado ‘break’. El guión del partido se repetía una y otra vez.
Jannik perdió el servicio en la entrada de los tres actos y se marcha de París con un rosco y la sensación de que mentalmente está a años luz de los mejores. (MARCA).
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