Veinte minutos raudos en el primer tiempo y un zarpazo en la agonía consagraron ayer a Racing Club como campeón de la edición 23 de la Copa Sudamericana con un triunfo por 3-1 sobre Cruzeiro con los goles del uruguayo Gastón Martirena, el argentino Adrián Martínez y el colombiano Roger Martínez.
La consagración internacional del club argentino se repitió, como en el ya lejano año de 1998, sobre el mismo rival de hoy, aunque entonces la copa en juego era la Supercopa.
Martirena en el 14 y ‘Maravilla’ Martínez en el 19 abrieron una diferencia maciza en el primer tiempo, pero en el segundo Kaio Jorge devolvió a la lucha a Cruzeiro. Hasta que el colombiano Martínez, quien entró en la cancha por ‘Maravilla’, en un fulminante contragolpe puso la puntilla en el 95.
Los errores forzados se sucedieron y en el minuto 14 el mediocentro Walace falló en la entrega, el balón pasó a la banda derecha y el creativo colombiano Juan Fernando Quintero lo cedió en corto a Martirena. El resto derivó en apoteosis.
Inútil saber si el uruguayo despachó un centro a sus compañeros o un bombazo malintencionado, pero el lanzamiento tomó una curva que bañó literalmente al portero Cassio y se anidó a su espalda en el fondo de la red.
A los 19 minutos, el peso del ataque se inclinó a la izquierda, ‘Maxi’ Salas salió a por un lanzamiento profundo, ganó la carrera a João Marcelo y desde la línea soltó un pase a ras que superó la reacción del central Villalba, y Adrián ‘Maravilla’ Martínez, que entraba como una apisonadora apenas tocó al fondo.
Dos a cero con el vigésimo noveno gol de ‘Maravilla’ en 47 partidos jugados en el año, y el décimo que lo consagra como máximo anotador de la Sudamericana.
El segundo tiempo fue otra cosa. Sin la misma presión del primero, la Academia sintió el asedio de su rival.
En el minuto 53 Kaio Jorge cazó un centro aéreo dentro del área. Su cabezazo exigió la intervención de Arias y el rebote lo rescató de nuevo el delantero de 22 años para marcar el descuento.
Séptimo gol en la temporada y quinto en la Sudamericana del talentoso número nueve.Los de Diniz con cinco hombres fijos en el ataque, y los de Costas con el colombiano Martínez en el rol de Llanero Solitario para inquietar a Cassio. La misión casi imposible la cumplió Martínez con una fulminante carrera que cerró el partido en el quinto minuto añadido.
AGENCIAS