Ya antes de su repentina muerte, ocurrida el 25 de noviembre de 2020, era habitual toparse con la imagen de Maradona estampada en una esquina de la ciudad donde la jerga popular convirtió al apellido en sinónimo de grandeza.
Pero desde su fallecimiento los homenajes de artistas anónimos al legendario capitán de la selección argentina se multiplicaron.
En el barrio de la Boca, en las inmediaciones de la mítica Bombonera donde Maradona jugó por última vez en el superclásico ante River Plate el 25 de octubre de 1997, la imagen del ídolo con la casaca azul y oro advierte que allí «Diego vive».
Su melena juvenil y su sonrisa irreverente está plasmada en sellos callejeros en blanco y negro con la leyenda «10 Eterno» por doquier en ese barrio populoso de casas bajas y calles empedradas.
Sin autores ni firmas a la vista, los murales son testimonios del afecto de la gente a un ídolo que siempre recordó con orgullo su infancia repleta de carencias en la empobrecida Villa Fiorito, su barrio natal en la periferia sur de Buenos Aires.
«Estos los fuimos pintando nosotros, es la cuadra que más murales tiene», se ufana un vecino de La Boca frente a una pintura gigante de Diego corriendo detrás de la pelota.
Pero en La Boca el mayor mural de homenaje está recostado en el lateral de una fábrica. Allí sobre una pared de 20 metros de altura está la imagen de un Diego con halo de oro y un cetro coronado de balón, la barba encanecida, aretes de brillantes y gesto de satisfacción.
Pertenece al artista Alfredo Segatori quien comenzó a pintarlo el mismo día en que Maradona falleció y lo inauguró 12 días después bajo el nombre de «San Diego, patrono del barrio de La Boca».
En el barrio los murales de Diego no son vandalizados, todo el mundo respeta estas imagenes que se dice, son custodiadas por la hinchada ‘xeneize’.
Sin embargo, un tributo al legendario futbolista en el barrio de Chacarita fue tapado con pintura gris por orden del gobierno de derecha de la alcaldía de Buenos Aires, denuciaron vecinos.
Había sido inaugurado el 30 de octubre pasado en ocasión del que hubiera sido el cumpleaños 61 del astro y retrataba a Maradona rodeado de símbolos peronistas, partido al cual siempre adscribió.
Pero el más original de todos los murales es el que corona el interior del club Sportivo Pereyra en el barrio de Barracas y que emula el que pintó Miguel Angel en la Capilla Sixtina vaticana, ‘La creación de Adán’.
Allí un Maradona divino rodeado de figuras del fútbol argentino le extiende su índice a un sonriente Lionel Messi, ambos con la casaca argentina.
«La idea es que cada chico que levante la vista le pueda pedir lo que quiera a los dioses del fútbol», explicó Sebastián García presidente del club donde entrenan gratis niños de barrios pobres que sueñan con ser el próximo Maradona.