Lanús va en busca de su segunda Copa Sudamericana, luego de su primera conquista en 2013, y su tercer trofeo internacional, ya que también fue campeón de la extinta Copa Conmebol-1996, mientras que más cerca en el tiempo fue subcampeón de la Copa Libertadores-2017.
La definición de la Copa Sudamericana promete un duelo abierto entre dos equipos de vocación ofensiva, más allá de que Lanús se ha revelado como un equipo de contraataques punzantes y precisos, y el ‘Halcón’ se mostró como un conjunto dinámico, con buen manejo del mediocampo y variantes en ataque.
Los dos finalistas también difieren en sus propuestas, ya que Lanús ha decidido hace años confiar en un entrenador surgido de la casa como Luis Zubeldía, con la idea de apostar por las divisiones juveniles, más allá del sabio aporte de dos experimentados como el inoxidable delantero José Sand, de 40 años, y otro atacante como Lautaro Acosta.
Del otro lado, Defensa eligió contratar entrenadores de escasa experiencia como Hernán Crespo, y conformar su plantel con algunos juveniles y varios futbolistas que no han sido tenidos en cuenta por otros clubes, como el goleador Braian Romero, con pasado en Independiente, y Walter Bou, cedido por Boca.
Una audacia institucional que Crespo busca replicar en el campo de juego.
“Defensa y Justicia quiere ser protagonista, dueño de su propio destino, eso es lo que queremos demostrar mañana independientemente de lo táctico”, aseguró el exgoleador albiceleste.
En la ruta hacia la final, Lanús superó sucesivamente a la Universidad Católica de Ecuador (3-0 y 0-2), el brasileño Sao Paulo (3-2 y 3-4, por gol de visitante), al boliviano Bolívar (1-2 y 6-2) y a los argentinos Independiente (0-0 y 3-1) y Vélez Sarsfield (1-0 y 3-0).
De su lado, Defensa entró en segunda ronda en la Copa Sudamericana como uno de los terceros de la zona de grupos de la Libertadores y en el camino dejó al paraguayo Sportivo Luqueño (2-1 y 1-1), a los brasileños Vasco da Gama (1-1 y 1-0) y Bahía (3-2 y 1-0), y al chileno Coquimbo Unido (0-0 y 4-2).