En el primer tiempo, el protagonista del partido fue Dinamarca. Logró controlar la pelota y dejar sin respuestas a una Inglaterra desconocida. El brillante gol de Damsgaard, a los 29 minutos de esa etapa inicial, le puso justicia al marcador.
La desventaja despertó al equipo inglés, que fue con todo en busca de la igualdad y la consiguió apenas nueve minutos más tarde: Bukayo Saka llegó hasta el fondo por la izquierda, metió el centro al medio y Kjaer, en su intento por evitar que Raheem Sterling convierta, la terminó metiendo dentro de su propio arco.
En el complemento, el seleccionado danés parecía decidido a repetir lo que había hecho en la primera mitad. Sin embargo, con el correr de los minutos el equipo inglés lo fue acorralando y metiendo contra su propio arco. Pese al dominio los de Gareth Southgate nunca pudieron encontrar la fórmula para romper la última línea danesa y los 90 minutos terminaron en paridad.
La prórroga siguió con la misma tónica con la que terminó el complemento. Inglaterra buscaba por todas partes, pero no encontraba el gol de la ventaja. Finalmente, el tanto llegó de la mano de una polémica: el juez Makkelie cobró penal por una supuesta falta de Joakim Maehle sobre Sterling y Kane, que en primera instancia erró el remate desde los 12 pasos, convirtió en el rebote.
Pese a los intentos con más empuje que fútbol, Dinamarca nunca encontró respuestas y el encuentro finalizó con el equipo inglés dominando la pelota y tocando delante de sus 52.000 hinchas.
El próximo domingo, Inglaterra jugará por primera vez en su historia la final de la Eurocopa. Será ante Italia, desde las 16.00, delante de su gente en el mítico estadio de Wembley. (TyC Sports)