Se divagó tanto, para llegar al 27 de noviembre de 1994 y consolidar una de las ilusiones de los pilotos de automovilismo deportivo, disponer un escenario propio para la práctica segura de una especialidad.
El autódromo formó parte de la denominada “Ciudad Deportiva de Pucarani”, tésis del arquitecto Eduardo Jáuregui, quien -plano bajo el brazo- entregó a la Asociación de Automovilismo Deportivo La Paz, para que esta institución afiance su construcción.
Paul Handal, que fungía como titular de la AADLP, fue el apoderado en recibir los documentos del espacio asignado al automovilismo que eran de 160 hectáreas, donadas por la Alcaldía de Pucarani y el voluntariado del pueblo de Pucarani.
Posteriormente, el dinámico y visionario dirigente Viktor de los Heros (+) consolidó los trámites, tal cual dice la norma e inscrito en Derechos Reales a nombre de la AADLP. La empresa privada apoyó el proyecto y las autoridades comprendieron el esfuerzo que hacía la entidad para construir el único y verdadero autódromo.
Existen referentes extensos con relación al único autódromo boliviano. No olvidamos al Ing. Freddy Navia, Hugo Vega. Dr. Alfredo Franco Guachalla. Pero ahora nos ocupa la situación del escenario.
La AADLP, es propietaria del espacio donde está construido el autódromo, pero ocurre que “alguien” autorizó la construcción de una obra social. Ahora existe una edificación en medio de la pista. Nadie sabe nada. A que “genio” se le ocurrió construir en un espacio asignado para la práctica del automovilismo deportivo, calificado como de “alto riesgo”, estas instalaciones. Se debe entender que no es comodato es propiedad de la AADLP. Documento en mano. Por eso se construyó el autódromo histórico en La Paz y a nivel nacional en esta localidad.
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