El Real Madrid compareció en El Collao, el depósito nacional de la moral futbolera, repleto de incógnitas en el juego -los resultados lo demuestran- y en el vestuario - la inminente salida de Odegaard y la de Jovic pone en cuestión el manejo de Zidane con las promesas blancas-. Así que el técnico francés dio orden de no especular en Alcoy, presentando un once con más habituales de los esperados. A pesar de la rotación masiva en defensa, en parte obligada por las lesiones de Carvajal y Ramos, mantuvo a Casemiro y Lucas Vázquez en la alineación. Son hombres de su confianza, se lo han ganado. Y hay que reconocer que lo justifican en cualquier campo. En el barro y en los estadios cinco estrellas.
Habia abierto la cuenta Militao para el Real Madrid, a los 45 minutos, y la remontada para el Alcoyano fue merced a los tantos de Solbes a los 81 minutos, y la estocada vino por parte de Juanan a los 115.
La épica acompañó al Alcoyano. De un lado, la prodigiosa actuación de José Juan, que evitó los tantos de Lucas, Asensio o Marcelo. Por otro, el bloque, organizándose tras la expulsión de Ramón. Capeó primero los arreones blancos. Y después elaboró un jugadón monumental en una contra por banda izquierda que Diakité sirvió al área chica para que Juanan remachara a la red. Histórico.
Los últimos minutos retrataron a un Madrid impotente. Con sus mejores hombres sobre el césped, lo intentó con corazón, sin juego. El pitido final de Sánchez Martínez certificó la catástrofe blanca. Ni el penalti al limbo sirve de coartada. En El Collao, el Madrid tocó fondo. (MARCA)