El primer ministro del estado de Victoria, cuya capital es Melbourne, Daniel Andrews, afirmó que el lugar donde se celebra el torneo se considerará un “lugar de trabajo” que puede seguir funcionando con un número limitado de empleados.
En virtud de las restricciones, unos cinco millones de personas de la segunda ciudad más grande de Australia deberán permanecer en casa durante cinco días a partir de la medianoche del viernes, salvo para un número limitado de actividades esenciales.
Estas medidas se tomaron para intentar limitar la propagación de un nuevo brote epidémico surgido en un hotel, situado en el aeropuerto de Melbourne, que alojaba a viajeros internacionales sometidos a una cuarentena obligatoria de 14 días.
Hasta ahora, 13 personas han sido infectadas, entre el personal del hotel y sus familias.
Por la noche se descubrió que una de las personas infectadas había pasado varias horas en una cafetería de una terminal del aeropuerto, lo que podría infectar a viajeros que van a otras partes de Australia.
“Estas restricciones están destinadas a asegurarnos de que respondamos de manera apropiada a la cepa de coronavirus más infecciosa y la más rápida que jamás hayamos visto”, declaró Andrews.
Dijo que está convencido “de que esta reacción corta y punzante para cortar la propagación será eficaz. Podremos sofocar el fenómeno. Podremos evitar que se nos escape” de las manos.
Melbourne pasó más de 100 días en cuarentena el año pasado para acabar con un brote de coronavirus que afectó a miles de personas y causó unos 800 muertos. La medida se levantó a finales de octubre.
Australia ha sido uno de los países más exitosos a la hora de frenar el coronavirus, con unas 900 muertes para una población de 25 millones de habitantes. Un ejemplo a nivel mundial.