Gracias a la rebaja en la sanción de tres años de suspensión a dos, Paolo Rossi llegó justo para jugar el Mundial de España, y fue resistido por los hinchas porque no llegaba con buen estado físico y futbolístico tras tanto tiempo de inactividad pero fue respaldado durante el torneo de España 1982 por su entrenador Enzo Bearzot, y tomó confianza tras su triplete ante Brasil que clasificó a Italia para la semifinal. Finalizó como máximo goleador con seis tantos y fue campeón y ese mismo año 1982 recibió el Balón de Oro de la revista “France Football” como mejor jugador del año.
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