El partido arrancó con el cuadro de Ronald Koeman avocado directamente a la ofensiva. Con las líneas bien adelantadas y la presión alta, la cancha se inclinó de inmediato hacia el arco de Keylor Navas que en los primeros 25 minutos tuvo bastante trabajo.
Ousmane Dembélé tuvo dos oportunidades inmejorables al quedar con pelota dominada en el área, pero la primera la definió por arriba del travesaño cuando buscó el palo más lejano con su pierna derecha y en la segunda, el costarricense le adivinó el destino de su zurdazo cruzado. También Messi contó con alguna posibilidad y hasta Dest tuvo la suya con un tiro que hizo sonar el travesaño.
Sin embargo, el PSG, que había advertido el riesgo de la postura del visitante en algún contragolpe se encontró con una situación ideal a la media hora de duelo. Lenglet pisó accidentalmente a Mauro Icardi en el área y tras revisar la acción en el VAR, el árbitro cobró penal para el local. Mbappé se hizo cargo de la ejecución y cambió la falta por gol con un derechazo cruzado al ángulo, inatajable para Ter Stegen.
Cuando parecía que el conjunto de Pochettino iniciaría un dominio del juego, Lionel Messi sorprendió a todos. El Diez se vistió de héroe para desenfundar un tiro de media distancia potentísimo que se clavó en un ángulo. Ese tanto renovó las energías de su equipo y en apenas unos minutos generó un puñado de ocasiones que obligaron a lucirse al ex arquero del Real Madrid.
Pero sin dudas, la mas clara estuvo en los pies de Messi, quien asumió la responsabilidad y pateó un penal que el juez cobró tras una infracción de sobre Antoine Griezmann. En esta ocasión, no estuvo preciso y fue Navas el que con sus piernas le ahogó el grito y dejó el marcador 1 a 1 en el primer tiempo.
En el complemento el trámite del partido fue similar, aunque el PSG acomodó sus líneas en el fondo y evitó que el Barcelona le generase peligro por todos lados. Keylor Navas volvió a ser la gran figura al tapar algunos disparos y el cuadro local mostró falencias ofensivas pocas veces vistas ya que no pudo aprovechar los espacios para generar un digno contragolpe.
Ángel Di María, que regresó de una lesión, sumó algunos minutos y en su rato en el campo se convirtió en el mejor de si equipo, un escalón por debajo del arquero tico, mientras que los cambios de Koeman no funcionaron. Trincao, Pjanic y Braithwaite apenas tuvieron ocasiones y no colaboraron en el ataque de la manera planeada.