Simeone y Lopetegui pusieron a sus mejores hombres sobre el césped del Wanda Metropolitano, un perfecto terreno de juego. Parece complicado entender la nevada que ha caído estos días en Madrid viendo el estado del campo rojiblanco, bastante bien para la práctica del fútbol. Terreno de juego en condiciones y equipos de gala. El tiempo, cinco grados baja cero, tampoco fue condicionante para que los dos equipos intentaran darlo todo sobre el césped. Sí para tener algunas imágenes para la historia, como los suplentes del Atlético haciendo bicicleta para no quedarse congelados. El tanto de Correa en el minuto 16 sí condicionó el choque, puesto que el Atlético se mueve como pez en el agua cuando se adelanta en el marcador. Lopetegui salió con una presión alta sobre la salida de balón de un Atlético que jugó con su sistema habitual de tres centrales y dos carleros, con Trippier (que volvió después de la cautelar tras la sanción de la Federación Inglesa) por la derecha y Carrasco, por la izquierda. La relativa sorpresa fue ver a João Félix en el banquillo. Correa le ganó la partida. Bono sacó con su pie izquierdo poco después lo que pudo ser el 2-0. Antes Acuña lanzó fuera cuando ya se cantaba el empate. Fueron las dos oportunidades más claras para ambos equipos que ya tenían un rol claro en el choque.
El Sevilla tocando de un lado al otro para intentar penetrar en la zaga rojiblanca. El conjunto andaluz tocó, tocó y tocó, pero no encontró resquicio en la defensa del líder de LaLiga, que se multiplicó en ponerle trabas al Sevilla delante de Oblak. El equipo madrileño se encontró con el 2-0 gracias a su firmeza defensiva, a su saber estar y a su enorme y gran funcionamiento como equipo. El Sevilla pudo y mereció marcar, pero la fortuna en este caso también acompañó a un equipo que sigue con paso firme en LaLiga.
EL DATO
El Barcelona está con una gran remontada en el campenato, donde se ubica tercero con 34, aunque tiene dos partidos más (18) que el primero.