“Él era una persona que creía en Dios, sonreía, me decía hija vas a ver, vamos a salir de todo esto, te quiero… sí lo recuerdo, una gran persona, un maestro, humilde, tierno, cariñoso, que enseñaba muchas cosas, sincero, siempre hay que decir la verdad me decía”, esboza Estéfany Aramayo, la nieta del profesor Abdul Aramayo, quien fue cremado ayer tras su fallecimiento.
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