Kobe tuvo que morirse para reivindicar que seguía en plena forma, que estaba jugando partidos en los que metía 81 puntos. Se cumplen ahora 15 años del único partido de su vida que vio su abuela, aquella gesta. De pronto, afloró una obra ingente lejos de las canchas. Se fue para estar más presente que nunca, ya sea en múltiples homenajes (que no recibió en vida), como referente para los deportistas, activista en favor del deporte femenino o liderando diversas actividades que hablan de un personaje polifacético con mentalidad empresarial y determinación para ayudar a fabricar el éxito con el minucioso empeño con el que desarrolló su carrera: vigilaba todo, hasta el menú de sus compañeros, las horas de sueño, el juego en sí, las estadísticas, los rivales, el clima, el tráfico, los periodistas, las rachas, los récords al alcance.
Un año después de su adiós aquella mañana de niebla en L.A., Kobe está vivo, como ocurre con Elvis. Se manifiesta. Inspiró a los Lakers camino del 17º título de la franquicia, el primero sin Bryant en el siglo XXI, y también a Jason Arasheben, de Tony Jason de Beberly Hills, la joyería que ha diseñado los anillos de campeones para los jugadores y entrenadores de los Lakers, valorados en 20.000 dólares. Dos serpientes entrelazadas recuerdan la figura de The Black Mamba.
Contaba Pau Gasol, que se quedó mudo durante unas horas tras el impacto de la noticia del fallecimiento de su íntimo amigo y que aún sigue sin dar crédito a lo que pasó ("porque si alguien podía sobrevivir a ese accidente era él, era invencible", ha dicho en ESPN), que Kobe estaba desarrollando un fondo de inversión para ayudar a los jóvenes que se adentran en la NBA. Sólo era una pequeña parte de un propósito gigantesco. El fondo había sido creado en 2013 para apoyar a las empresas de tecnología y análisis de datos. Todo era fruto de su relación con el empresario Jeff Stibel. Se trataba de una sociedad dotada en su arranque de casi 90 millones de euros en el que Kobe identificaba a emprendedores con gran capacidad de trabajo y les ayudaba a triunfar. Cuando llegó a la NBA con 17 años desde el instituto era justo eso, un osado adolescente obsesionado por mejorar para reinar. En 'The Wall Street Journal' resumió la labor de sus últimos meses. "Lo más importante que hago ahora es ayudar a otros a tener éxito".
La figura de Kobe está detrás de una veintena de empresas relacionadas con la tecnología, con webs de deportes como 'The Players Tribune', la firma de vídeojuegos 'Scopely' y una empresa de software para telemarketing llamada RingDNA, entre otros. Era un hombre con una enorme curiosidad, con muchísimos proyectos que, sin embargo, no recibían tanto foco como sus canastas. La firma Bryant-Stibel, con tres líneas estratégicas, tiene ahora en 2021 cerca de 2.000 millones de dólares en activos. La gran operación llegó con BodyArmor, un startup de bebidas que terminó comprando Coca Cola. Invirtió 6 millones de dólares y la vendió por 200. También tiene participaciones en Dell, Alibaba o en EpicGames, la empresa que creó Fortnite.
Ningún proyecto más bonito en estos días que el que desarrolló junto a la actriz Olivia Munn. Se trata de los Estudios Granity, fundados por el deportista para producir películas, series de televisión y libros y novelas relacionadas con el deporte. "Las historias son la mejor manera de inspirar". Granity es una compañía multimedia en la que Munn dice que Kobe "lo había creado todo, desde las hojas de los árboles a los continentes y los océanos". Lo hizo a raíz de la historia de unos amigos de la actriz, que habían contado a su hijo mayor cómo su hermana de cuatro años había muerto y ahora era una de las estrellas en el cielo. La historia conmovió tanto a Kobe que juntos quedaron en desarrollar historias para ayudar a los niños a aceptar la muerte sin tanto miedo.
El espaldarazo de 2018 para este proyecto fue 'Dear Basketball', el primer Oscar para un deportista profesional. Kobe también quería triunfar como contador de historias. 'The Wizenard Series' es una serie de novelas destinadas a los adolescentes que arrancó con 'Training Camp'. Editada en España por Roca, está escrita por el multipremiado Wesley King. Cuenta las aventuras del equipo juvenil, los Badgers de West Bottom. Kobe, antes de morir, también desarrolló junto a la tenista Naomi Osaka otro libro llamado 'Legacy and the Queen', sobre una joven tenista de 12 años, y andaba enfrascado en la producción de una película, 'Muse'. El último libro lo está corrigiendo Vanessa que conocía perfectamente el espíritu de su marido. "Historias para ayudar a nuestras hijas".
Empresario sobresaliente, creador de contenidos multimedia, ídolo de miles de aficionados y de estrellas de la NBA como LeBron o Anthony Davis, que se han tatuado su imagen, Kobe nunca se irá. En mayo entrará en el Salon de la Fama del Baloncesto. Trump decidió que será una de las 250 estatuas del 'Jardín de los Héroes' junto a otros mitos como Ali o Babe Ruth. Su figura lo abarca todo. Durante los partidos de la Burbuja, Tim Harris, presidente de operaciones de los Lakers, habló "de la magia que supone pensar que nos está viendo". Fueron declaraciones después de que Davis metiera un triple sobre la bocina para ganar un partido. Gritó "Kobe, Kobe" en la celebración. En esta temporada, los jugadores de los Lakers rompen el corro previo a los partidos con el grito de "Kobe, three".
Bryant estuvo en esas eliminatorias porque los Lakers usaron una camiseta negra, fruto de la relación NBA-Nike. Pero Bryant, inquieto, tenía planeado para 2020 romper el vínculo con la multinacional de Oregon y fundar su propia marca, Mamba. Ya no pensaba como jugador. En una de sus últimas entrevistas, dijo cómo quería que le recordaran. "Una persona capaz de crear historias que inspiraran a los niños para soñar. Pero no solo soñar por soñar, sino transmitir la iniciativa de despertarse cada mañana y hacer todo lo posible para ayudar a que ese sueño se cumpla. Si me recordaran así, sería genial". Kobe ya forma parte de la memoria de todos. "Su espíritu siempre estará ahí", resumió ayer Magic Johnson. Kobe vive.
(Marca)