Carlos Sainz ha terminado la primera etapa con una enorme desazón por al forma en la que ha perdido dos horas. De nuevo, como ya ocurrió el año pasado, la forma en la que la organización coloca y define los puntos de paso obligatorios, los waypoints, ha derivado en numerosas pérdidas de pilotos de todas las categorías, entre ellos el español, que se mordía la lengua como podía.
“Había un punto en el que ponía punto medio 10 grados, y en ese camino en vez de ir a rumbo 10 a veces se iba a rumbo 300. Pensábamos que estaba mal y hemos ido y vuelto varias veces y había infinidad de coches, motos y quads haciendo lo mismo”, ha dicho el de Audi, con voz cansada de algo que lleva denunciando mucho tiempo. “No hemos sido capaces, para mi y mucha gente no hemos entendido lo que ocurría, igual Lucas lo puede explicar mejor. ¿Cuánta gente se ha perdido ahí? O somos muy tontos todos o en fin, son muchos dakares ya, estoy muy decepcionado”, ha señalado. “Si el Dakar quiere hacerlo así, y que el segundo día de carrera pase lo que ha pasado, es una pena”, ha cerrado visiblemente molesto.
LAS QUEJAS A CASTERA
No han debido ser dos horas nada fáciles las vividas por Carlos Sainz y Lucas Cruz en la jornada de ayer. Después de un Dakar de pesadilla el año pasado, donde el nuevo estilo de navegación se les cruzó, llegar a esta nueva edición y repetir la misma escena no entraba en el guion.
Pero de nuevo la forma de entender el Dakar de su director, David Castera, se ha colado como un invitado desagradable en una fiesta en la que todos miraban al nuevo y flamante Audi eléctrico como el factor decisivo en las opciones de Sainz. Sin embargo, ha sido un viejo fantasma el que ha apeado al madrileño de su sueño del cuarto Dakar a las primeras de cambio. De hecho, tanto Nani Roma como Carlos Sainz habían llegado a tomar el camino correcto en alguno de los largos minutos de confusión que le llevó salir del atolladero (una hora y 17 minutos en el caso del catalán y 2 horas y 6 minutos en el del madrileño más otros 15 minutos de sanción), pero la confusión era tal que ni siquiera lo sabían. “¿Cuánta gente se ha perdido ahí? O somos muy tontos todos o… en fin, son muchos dakares ya, estoy muy decepcionado”, aseguraba Sainz mordiéndose la lengua y tratando de no alargar su discurso para no explotar por completo.
Chau Monsieur Dakar
No es habitual que en la primera etapa del Rally Dakar la leyenda Stéphane Peterhansel, el hombre casi infalible, pierda sus opciones de triunfo, pero es lo que ha sucedido en esta 44ª edición. El francés sufrió la rotura del eje trasero del Audi RS Q e-tron en un impacto, lo que le obligó a detenerse y esperar al camión de asistencia para reparar. El francés se dejó más de cinco horas en la operación y, de hecho, no finalizó el recorrido de la etapa, sino que llegó al campamento por carretera, por lo que fue penalizado con 16 horas. “En cada kilómetro del Dakar se puede hacer un error o puede ser una trampa, pero especialmente después de solo 150 kilómetros no es fácil de aceptar”, reconocía, ya de noche, en el campamento de Ha’il.
Monsieur Dakar se centrará ahora en el desarrollo del prototipo híbrido y en ayudar a los dos coches restantes, el del español Carlos Sainz y el del sueco Mattias Ekström.
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