Bolivia volvió a caer en los mismos errores jugando de local y sólo pudo empatar ante Colombia 1-1. La verde exageró con los remates de larga distancia que terminaron lejos del arco o fueron fáciles de controlar para David Ospina (22 remates y solo 3 al arco), intentó con centros colgados que beneficiaron más a los defensores y al arquero rival que a nuestros delanteros. Las ideas y la inspiración desaparecen en los últimos 25 metros que es donde se tiene que estar más sereno y preciso, la jugada más clara del primer tiempo para nuestra selección fue más bien un error que casi le cuesta un autogol a la selección colombiana. Se crearon muy pocas jugadas de gol, no hay buena conexión entre la línea de volantes y la línea ofensiva, Martins necesita que el equipo genere opciones, que haya volumen de juego en ataque para encontrar espacios, pero el jueves pasó casi desapercibido, no pareció que se contaba con l goleador de las eliminatorias y se desaprovecha el olfato goleador del “Matador” porque nos cuesta mucho jugar cerca al área rival. Se apeló a las ganas más que al fútbol para tratar de complicar a una defensa colombiana que no dejó espacios para que la selección pueda tener chances de gol.

Lo positivo de la selección fue la presión que ejerció en el medio campo (58% de posesión), se obligó a la selección colombiana al error y se recuperó con relativa facilidad el control del balón (78% de pases precisos de los cafeteros); a Colombia le costó salir de su zona defensiva, pero cuando superó la línea de presión del medio campo boliviano fue otra la historia, nos complicó y bastante cuando nos llegaban a nuestra zona defensiva (11 remates y 4 al arco de Lampe). Andrés Andrade había desperdiciado la ocasión más clara de gol del partido rematando afuera solo frente al arco, y en la siguiente jugada Roger Martínez a pura velocidad se sacó de encima a Fernández, Jusino que no se decidió a cerrar tal vez por el miedo al penal, Saucedo que no pudo llegar a tiempo a cerrar y Lampe que regaló su palo en su afán de achicar, una sucesión de errores que exponían los problemas defensivos y Colombia decretaba la apertura del marcador.

Mención especial para Moisés Villarroel que hizo un gran trabajo en la recuperación y la posesión del balón, en el segundo tiempo forzó una amarilla que habría significado una contra de Colombia con superioridad numérica y opción clara de gol, y luego fue sustituido.

Insistimos en que la posesión de balón de la selección boliviana es muy poco productiva, un 85% de pases precisos, pero las transiciones pierden eficacia mientras van progresando y se vuelven imprecisas en los últimos metros.

No sé sabe si dejamos escapar dos puntos o rescatamos uno, Colombia no fue lo que se esperaba y le viene bien este punto obtenido en la “altura”; Bolivia necesita trabajar más para afrontar los partidos de local, se va mejorando en la presión y posesión del balón, pero aún no se tiene la fórmula para asfixiar al rival y generarle situaciones de gol. Colombia con poco complicó mucho y por poco se lleva tres puntos.

La eliminatoria continúa, el sueño está intacto mientras se tengan posibilidades matemáticas, jugamos dos partidos difíciles fuera de casa, hay que seguir sumando si se quiere seguir soñando, no somos la Bolivia del 93 pero es tiempo de creer que se puede empezar a trabajar con un proceso que nos permita lograr una clasificación al mundial.

EL DATO

Si bien hay que apelar a la calculadora, Bolivia tendrá que mostrar para qué está mañana y el jueves ante Argentina, dos colosos del fútbol mundial.

MASSUR CUÉVAS