Cuando el supuestamente experimentado dirigente Marco Peredo asumió primero la presidencia de la Liga y luego la Federación, quienes lo escuchábamos, dijimos que se acabaron los “vividores del fútbol”, pero con el correr del tiempo, ingresó a la misma bolsa, con un discurso infantil al señalar que ante la observación de la Conmebol que lo desconoció como presidente de la FBF y que reconoció a Rolando López aún como titular, de quien dijo que había renunciado verbalmente ante la opinión pública. Esa aseveración nos muestra de cuerpo entero qué clase de dirigente experimentado tenemos. Recordemos que estamos catalogados entre los países con un fútbol incipiente, producto de quienes lo “dirigen”, quienes no tienen un mínimo de preparación académica en administración deportiva, prueba de ello, es que si efectuamos un análisis de las estructuras y organización de la FBF y Liga, ambas son similares al estar presentes en ambas instituciones los doce presidentes o sus delegados donde no hay unidad de gestión al duplicar cargos técnicos y administrativos en desmedro de los recursos que llegan tanto de la FIFA como de la Conmebol para otros objetivos, malversando los mismos por dirigentes para su propio beneficio.
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