Managua.- Las calles de Nicaragua perdieron la sonrisa el pasado 18 de abril. Los niños que llenaban cada espacio con su presencia y que pintaban de color los días desaparecieron como por arte de magia de los espacios públicos, incluidas las escuelas, dejando un vacío que parece anunciar un futuro desierto y lleno de incertidumbre.
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