Él exhibía -sin gran esfuerzo- una por una, las propiedades del “9” perfecto que apuntan los grandes estudiosos de fútbol: potencia, velocidad, elegancia zurda, diestra, remate de cabeza, oportunismo, instinto rematador y personalidad.

Hoy en día, encontrar un delantero con esas características es muy difícil y cuando se halla uno que las tiene, es una estrella cara e inalcanzable para un país como el nuestro.

Esa tipología demuestran Ronaldo Nazario, Messi, Mbappé, Santillana, Cristiano Ronaldo, Van Basten, Jamie Vardy, Torpedo Müller, Gary Lineker, en fin…pero lo extraordinario de este análisis es descubrir que hace más de 30 años, en Bolivia tuvimos a jugador argentino que cubría todas y cada una de esas propiedades: Juan José Urruti Acosta.

Él llegó a Bolivia en el año 1988, a sus 26 años de edad, con antecedentes que lo colocaban al nivel de los grandes internacionales de aquella época. Comenzó su carrera profesional de futbolista en 1979 jugando para Racing de Córdoba, donde permaneció hasta 1983. Ese año se fue rumbo a España para formar parte del Valencia CF, donde estuvo ligado hasta 1986, compartió escuadra con Mario Kempes. Ese año regresó a la Argentina para formar parte de las filas de Rosario Central, fue campeón de Primera División en 1987. Ha sido internacional con la Selección de fútbol de Argentina en 1980 y la Sub-20 en 1981 con la cual participó de Copa Mundial de Fútbol Juvenil en Australia.

“A Bolivia llego el año 1988, me trae el presidente Jorge Lonsdale, el DT era Ramiro Blacutt y tuve la suerte de poder jugar con uno de los mejores equipos que tuvo el Bolívar en toda la historia”, Urruti comienza su diálogo con RETRO FÚTBOL.

La memoria exacta que tiene Juanjo es solo una de sus virtudes, puesto que recuerda de manera fotográfica la alineación bolivarista que marcó historia: Trucco, en el arco; Ferrufino, Angeletti y Arias, como centrales; Borja, Soria, Takeo y López, en el medio; Urruti, Salinas y Hirano, en el ataque.

Su incursión el fútbol boliviano se extendió hasta 1996, luego de exitoso paso por Bolívar, integró Wilstermann y San José.

“Los mejores años de mi trayectoria deportiva los pasé en canchas de Bolivia, por eso siento profundo cariño por la hinchada de este país. Considero a La Paz, Cochabamba y Oruro como mis segundas casas”, asegura.

Juanjo es un hombre muy propositivo, siempre con una palabra cariñosa y amable para quienes buscan diálogo con él, por eso, su lista de amigos es muy amplia. Es inteligente en sus apreciaciones, directo, pero de pocas palabras. Jamás duda en brindar su apoyo al periodismo con una apreciable consideración que lo hace humilde y muy humano.

Ese rasgo espiritual que denota viene desde su cuna.

“Lo que más recuerdo de mi infancia es la tranquilidad que me dieron mis padres durante mi crianza. Tengo en la memoria el haber comenzado a jugar el baby-fútbol. El llegar hoy a la ciudad de Alta Gracia (Córdoba) y tener aún a gente que recuerda que desde chico jugué al fútbol”, rememora.

Afirma que comenzó a caminar a los 10 meses y lo hizo por ir detrás de una pelota. “Esa fue mi primera novia, ese fue mi primer romance” (suspira).

A sus 17 años debutó en el fútbol profesional de su natal Argentina, jugando un cuadrangular en Belgrano con Talleres, Instituto y Rancing de Córdoba.

“Quién iba a decir que este club me llevaría hasta el fútbol español en Valencia de España”, relata. Y se sabe que este club, levantó su estadio gracias a la venta del pase de Urruti al Valencia.

“El mejor recuerdo que tengo de cuando jugaba son los títulos, los equipos, el escuchar el himno de Argentina vistiendo la camiseta de la Selección de mi país, es el mejor regalo que puede tener un jugador de fútbol”, añade.

Las estadísticas del fútbol argentino registran que nuestro entrevistado jugó 125 partidos y convirtió 19 goles en Argentina (Primera División). Participó en 245 partidos y convirtió 27 goles en el extranjero (España, Bolivia y Chile). Con la selección argentina jugó 5 partidos.

La más grande anécdota que tuvo como futbolista activo, no fue precisamente dentro de una cancha: “Un momento que me quedó grabado y que me gusta relatar, es la que me ocurrió con (Jorge) Buruchaga: llegamos a Australia y llevamos yerba mate para cebar y nos detuvieron dos horas en el aeropuerto hasta que se informen qué es la yerba mate; pensaron que metíamos otra clase de hierba”, (ríe).

Y de Bolivia, recuerda el buen fútbol con que se encontró cuando llegó a La Paz a prestar sus servicios. “No olvido los clásicos a muerte contra The Strongest, era duro enfrentar a Ricardo Fontana y Eligio Martínez, jugadores muy fuertes, sin mala intención, pero pasarlos era complicado. El Tigre tenía también un gran equipo», afirma.

En 1991 volvió a su país donde probó suerte en Platense, pero ese mismo año regresó a Bolivia para formar parte- nuevamente- de las filas del Bolívar hasta 1992. En 1993 inició otra gran aventura en nuestra tierra, esta vez en Cochabamba, donde formó parte de las filas Wilstermann, vistiendo la roja se constituyó en una pieza fundamental hasta el año 1995. En 1996 pasó a San José de Oruro y en 1997 se enroló a Huachipato de Chile.

“Mi salida del fútbol (profesional) fue ese año. Me retiré porque siempre pensé que uno debía dejar el fútbol y no el fútbol dejarlo a uno. Tomé esa decisión porque quería compartir con mi familia y en Chile estaba realmente solo; eso tal vez fue lo que me aceleró a dejar de jugar”, afirma.

Urruti es un padre de familia ejemplar de dos hijos y abuelo cariñoso también de dos nietos. Confiesa que tiene una amistad muy cercana con la madre de sus hijos, Claudia, con quien estuvo casado hasta hace dos años.

La “niña de sus ojos” es Lorena Paola, su hija, que ahora formó su propio hogar y no oculta el orgullo que siente por su hijo Maxi Emiliano (también casado), quien heredó de él su talento y actualmente juega para un equipo de la MLS de Estados Unidos.

Nuestro entrevistado no dejó su pasión porque en este tiempo, es un prestigioso Director Técnico. Su cariño por Bolivia hace que temporalmente colabore con la Escuela de Fútbol River Plate que nació recientemente en Cochabamba y también dirige a un equipo de asociación en Quillacollo.

“El fútbol de ayer, el fútbol nuestro, era más bonito. Creo que en ese momento llegaban jugadores de gran nombre, de más nivel. En el fútbol de hoy veo que realmente faltan cosas muy importantes, no hay centrales, no hay números ‘9’. Yo cuando vine acá estaban Ferrufino, Arias, Eligio Martínez, Fontana, después llegó Sandi, Rimba, el “cabezón” Sánchez; realmente una defensa bárbara. Lo mismo que los delanteros, Salinas, Ramallo, Julián Jiménez. Había muchos jugadores. Lo que veo ahora es que lamentablemente no hay jugadores de nivel para una selección porque no se trabaja en divisiones inferiores acá en Bolivia y creo que eso también lo está sintiendo el técnico de la Selección (Gustavo Costas), quien hace algunos días acaba de decir que tiene esos problemas, que el jugador llega por instinto, porque tiene que llegar y no porque tiene formación”, remarca.

Reconoce que lo que más le gusta en esta etapa de su vida es “enseñar y transmitir lo que aprendió para tener éxito en el fútbol”.

Luego de una breve reflexión, confiesa: “El deseo personal que tengo es llegar a trabajar en una institución grande, en la formación de divisiones inferiores, Me caracterizo más por eso”, asegura.

Sentado en la silla de un restaurant, desde una terraza al aire libre, disfrutando el benigno clima de la “Llajta”, de pronto se ve rodeado por jóvenes, niños y niñas que lo reconocen, le piden selfies, autógrafos y él accede. Jamás ignora el cariño que le tenemos los bolivianos.

“Quiero que el aficionado al fútbol me recuerde con cariño; con la entrega que dejaba en la cancha. Como me decían “el Juanjo de Bolivia”, ese es el recuerdo que quiero que tenga la gente de mí. Como buen jugador, como buena persona que creo que lo sigo siendo y eso, realmente para mí es un halago porque voy a La Paz, a Oruro o en Cochabamba y la gente me recuerda, a pesar de que pasaron muchos años. En Bolívar jugué hace más de 32 años, en Cochabamba hace más de 27, en Oruro 26 y así y todo la gente me aprecia”, concluye la entrevista.

Sin duda, “El Juanjo progresista”… “el Juanjo de Bolivia” aún tiene mucho que ofrecer para construir días mejores en el fútbol y lo bueno es que lo quiere hacer en nuestro país.

‘Mi primera novia fue una pelota, así nació el romance con el fútbol’

FICHA

Nombre: Juan José Urruti Acosta.

Lugar de nacimiento: Rosario, provincia Santa Fe (Argentina).

Fecha de Nacimiento: 24 de mayo de 1962.

Lugar de radicatoria actual: Alta Gracia, Córdoba (Argentina).

Ocupación actual: Director Técnico de fútbol.

Familia: Claudia (mamá de sus hijos), Lorena Paola, Maxi Emiliano (hijos), Benjamín, Tiago (nietos).

GHILKA SANABRIA