No fue difícil contactarlo, porque es una persona accesible, gentil y ante todo humilde. Carga en su historial deportivo muchos partidos en el que, más que estrella brillante, fue el obrero del juego y así también lo es en la vida.
“En la cancha siempre colaboraba a mis compañeros y gracias a esto tuve la mejor retribución que puede anhelar un futbolista: el aplauso de la tribuna”, afirma.
Pero la historia del romance entre Enrique y el fútbol data de mucho tiempo atrás de que recibiera la ovación del aficionado. Él cuenta que de muy pequeño, su mamá, María Nelly, le regaló una pelota de plástico de color rojo. “Yo dormía, despertaba, desayunaba y cenaba agarrado de mi balón. Salía a jugar a la calle. Es lo que más recuerdo de mi infancia”, relata.
Gutiérrez asegura que el fútbol llenó un gran vació en su vida. A sus dos años quedó huérfano de padre. “Éramos realmente muy pobres en mi familia. Me llevaron a vivir a Colquiri (pequeña ciudad situada en la provincia de Inquisivi del departamento de La Paz, a 70 km de la ciudad de Oruro), donde hice mis estudios iniciales. Desde kínder estuve en la selección de fútbol del curso, en tercero básico (primaria), llegué al seleccionado del colegio y así comenzó mi trayectoria deportiva…”, remarca.
Él atribuye sus inicios como futbolista a los campeonatos de barrio y estudiantiles. A los 17 años, cuando logró el bachillerato, fue al cuartel, para cumplir su deber ciudadano.
“En 1980, cuando acabé mi Servicio Militar, me rondaba en la cabeza la idea de incursionar en el fútbol profesional, gracias al incentivo que tuve de algunos militares que me veían jugar. Me animé a probar mi habilidad en el Club Atlético Alianza (primera B), donde milité por un año”.
El entrenador Gastón Gironás fue quien lo alentó para que diera un paso fundamental: el Club Litoral (de la Policía Boliviana) donde militó desde 1982 hasta 1985. “Salimos campeones, logramos descender a Municipal y llegamos al profesionalismo”, cuenta.
En aquellos años, la vida de los futbolistas no era fácil, porque aparte de prestar servicios a un club, debían tener otro trabajo para poder subsistir económicamente. En el caso de Enrique, él prestaba servicios en el Banco Central de Bolivia.
“Cumplía mi jornada de oficina y entrenaba a mediodía”, recuerda.
Litoral volvió al profesionalismo y Enrique seguía siendo uno de sus cimientos fundamentales. “Yo vestí la camiseta de cuatro equipos importantes: Litoral hasta el año 1990, en 1991 pasé a The Strongest, 1992 volví a Litoral , en 1993 en Chaco Petrolero hasta 1995 y ese año fiché para Municipal de la primera A, gracias a una invitación del profesor Uber Acosta”, agrega.
El equipo de la Comuna (Municipal) ascendió al profesionalismo producto del esfuerzo de un gran cuadro. Nuestro entrevistado fue uno de los artífices y según recuerda, permaneció en este plantel hasta el año 1998, donde concluyó su carrera deportiva.
“Descendió Municipal y dejé el fútbol, para comenzar mi carrera como funcionario de la Alcaldía. Como inicié mi trayectoria deportiva, la concluí: en la Asociación de Fútbol de La Paz. Ese es el gran orgullo que tengo y recuerdo con mucho gratitud”, asevera.
Sin embargo, existieron personas que lo alentaron a construir esa impecable carrera, entre los que menciona a su “maestro” Gastón Gironás, a Wilfredo Camacho, René Olmos y varios dirigentes.
“El 4 pulmones”, ahora, después de casi 25 años de haber dejado el profesionalismo, tiene una opinión autorizada respecto a lo que es el fútbol de La Paz y el de Bolivia. Ineludiblemente, debe hacer una comparación entre lo que era ayer y lo que es hoy.
“La gran diferencia que existe entre el fútbol de ayer y el de hoy es que antes entrenábamos más tiempo, dos o tres veces al día y ganábamos poco dinero. Yo personalmente, ganaba poco. Mucho menos que los extranjeros. Veo que ahora trabajan menos, 1 o 2 horas al día y son remunerados con mucho más. Los sueldos son admirables. Esa es la divergencia”, remarca.
En cuanto a la Asociación de Fútbol de La Paz, opina que debería organizar mayor cantidad de campeonatos para que las selecciones den más cobertura a los mismos paceños. “Eso es lo peor que puede hacer un entrenador o dirigente, convocar a no paceños a una selección de La Paz, es algo paradójico porque tenemos grandes valores en nuestros barrios y provincias”, sentencia.
Gutiérrez es muy concreto en sus apreciaciones, sincero y amable. Gracias a este su rasgo espiritual ganó muchos amigos, con los cuales, actualmente, a sus casi 62 años de edad, continúa compartiendo su pasión por el fútbol, justamente en los barrios más tradicionales de La Paz.
“Cumplí casi todos mis sueños personales en la vida… menos uno” expresa, suspira y continúa… “Ese sueño es el no haber llegado a vestir la camiseta verde de la Selección Boliviana, solo alcancé a una preselección. Mi hijo Helmuth cumplió mi anhelo, porque él estuvo en diez equipos grandes y vistió la casaca boliviana por dos temporadas. A través de él experimenté ese orgullo, vale decir que completé todos mis sueños personales”, dice.
Agrega que su anhelo actual es que sus nietos sean profesionales.
Enrique Gutiérrez es un referente del fútbol paceño, además de ser un hombre ejemplar de familia cuya vida se resume en un constante sacrificio por la superación personal.
“El mensaje más lindo que le puedo dar a la juventud boliviana es que sean consecuentes con lo que elijan. Hacer caso a los padres e ir más allá. Si les toca ser futbolistas, que tengan oídos solo para las críticas propositivas, porque hay gente a la que no le gusta nada y critica por criticar, sin conocer lo que el fútbol es en su esencia. A esa gente no hay que hacer caso. Dejarse guiar por la mente y por los buenos consejos. Si optan por el deporte profesional, que se actualicen y emulen lo positivo de otros confines y lo mejoren”, recomienda.
Enrique Gutiérrez, el volante de contención, luchador y obrero es hoy por hoy un futbolista realizado porque le dio muchas satisfacciones a la hinchada. Es recordado por su largo aliento en el juego, que le hizo ganar el denominativo de ‘El 4 pulmones’, fenómeno aclamado por la afición del deporte de masas, que hasta ahora lo recuerda con cariño, respeto y admiración.
»Hay gente que sin saber de fútbol, critica por criticar al jugador»
FICHA
Nombre: Enrique Serapio Gutiérrez Mendoza
Lugar de nacimiento: La Paz
Fecha de Nacimiento: 22 de julio de 1961
Lugar de radicatoria actual: La Paz
Ocupación actual: Funcionario jubilado de la Alcaldía de La Paz
Familia: María Nelly Mendoza vda. de Gutiérrez (madre), Jaime, Carmen, Ruth y Elizabeth (hermanos), Susana Zapana (esposa) Helmuth, Michael y Cristopher (hijos), tres nietas y tres nietos.
GHILKA SANABRIA