Sol casi recalcitrante, pero agradable; el apuro ni siquiera permite ver quien pasó por tu lado o quien está en frente tuyo. Pero en medio de todo ese mar humano es casi imposible no notar una figura diferente.
Señor de plantado andar, pausado, firme y atlético. Frente en alto, rubio, pero ya caneado; bigote al buen estilo disco de los años ’80, elegantemente deportivo, lleva un maletín de mano que denota que acaba de hacer ejercicio.
Llama la atención la cantidad de gente que lo saluda emocionada y el responde con clara amabilidad a todas las muestras de aprecio… “es el Tano …” le dice una dama a su hijo pequeño, y luego le explica : “este señor fue el jugador de fútbol más importante que tuvo The Strongest, por eso es respetado y muy amado por todos los bolivianos…”.
Y sí…así sigue su paso hasta encontrarse con la Peluquería y Barbería “René” de la calle Ecuador; un pequeño negocio muy concurrido por los exfutbolistas que radican o están de paso por La Paz.
Privilegiado el RETRO FÚTBOL al pisar ese lugar y encontrar al mismo Ricardo Fontana Milei, “Tano”. Amable abrazo y predisposición al diálogo. Recibe un mate y comienza:
“Actualmente soy un desocupado más (ríe), por los años ya no hago nada. Algún tiempo, dirigí clubes de fútbol, también tenía un local gastronómico, pero en estos momentos no me dedico a ninguna actividad…”, relata, quien tuvo el principio y final de su carrera futbolística en nuestro país.
Tano se autodefine como “un dividido” porque “tiene familiares en todo lado”, “voy y vengo… en Santa Cruz tengo a mi hijo Silvio, en Buenos Aires, a mis hermanos, en Córdoba también tengo mi familia y en La Paz a muchos amigos”, dice.
Tano es el último de seis hermanos de una familia italiana que emigró a la Argentina en los años ‘50. Tuvo sus inicios como futbolista en San Lorenzo de Almagro y a los 19 años vino a Bolivia por invitación de Always Ready.
“En Argentina yo vivía en un barrio más o menos pobre. Cuando era niño, lo único que podíamos hacer era jugar al fútbol en los potreros… pero también era un problema tener un balón” (risa sarcástica…) y continúa “¿quién podía tener un balón …nadie. Entonces jugábamos fútbol con lo que hallábamos”… reflexiona, alza la mirada y sorbe el mate que tiene entre las manos.
“Soy el menor de seis hermanos y el único que nació en Argentina. Provengo de una familia muy pobre, pero unida y honesta. Desde muy chiquitos todos teníamos que trabajar y para mí, el colegio siempre fue un problema (sonríe). Sinceramente nunca me gustó mucho el colegio. Solamente tengo la primaria, tampoco se podía estudiar mucho más en esa época porque había que trabajar”, rememora.
Ricardo salió a la luz deportiva a sus 17 años, cuando decidió probarse en San Lorenzo de Almagro, donde jugó un año en la cuarta división y luego en la tercera. A mitad del año 1970 tuvo un cambio abrupto en su vida.
“Estábamos jugando un partido y al finalizarlo, el DT me dijo ¿hay dos personas de Bolivia que quieren hablar con vos…’ y yo pensé en ese momento: “¿Bolivia?…¿dónde está?…”. Su madre, no quería saber que Tano alce las alas y vuele del hogar, pero sus hermanos la convencieron para que lo deje partir.
“Me pintaron un panorama muy lindo aquellos dirigentes y cuando llegué a esta tierra, no era lo que me dijeron…”, dice.
Asegura que tuvo que luchar mucho y trabajar demasiado para ganar el prestigio y nombre que tiene hasta hoy. En 1971 volvió a su país para hacer el Servicio Miltar y aunque no estaba muy convencido, luego volvió.
Recuerda que su paso por Always fue muy rápido y en 1973 tuvo que dejar el plantel “millonario” para integrase al equipo de la Policía, el glorioso Club Litoral.
Sin embargo, fue en The Strongest donde demostró su mejor versión, hasta llegar a convertirse en uno de los «caudillos históricos» y capitán.
Su travesía por el Tigre duró 15 años, interrumpidos por su paso breve por Oriente Petrolero en el año 1983 y en 1984 pasó a préstamo a Bolívar.
“The Strongest fue un capítulo especial. Tuve una sola lesión en mi vida y fue en 1982; entonces, prácticamente me dejaron abandonado. Tenía una familia, con hijos chicos y bueno… había todo tipo de dirigentes, los buenos y los no tan buenos y en ese momento había gente de lo peor manejando el club. A mitad de año yo quedé sin sueldo, sin nada por mi lesión y me fui a la Argentina. No quería volver más, pero un amigo me dijo que venga a jugar a Oriente Petrolero y así volví a Bolivia”, relata y continúa.
“Después de Oriente, un año estuve en Bolívar y me fue muy bien, pero como ya se habían salido de The Strongest las personas que yo no quería, volví al club porque eran dueños de mi pase. Ahí permanecí hasta 1991”.
Recuerda que siempre perdonaba sueldos atrasados y solicitaba a la dirigencia “atigrada” que se les pague a aquellos compañeros de menos recursos.
Con The Strongest alcanzó a ganar 4 títulos nacionales (1 Copa Simón Bolívar y 3 Ligas, además de participar en 8 ediciones de la Copa Libertadores de América.
A sus 38 años conformó la Selección Boliviana, después de naturalizarse en nuestro país.
Cuenta que a sus 43 años, cuando creía que había dejado el fútbol, jugó por Chaco Petrolero que ese año participaba en la Liga, retirándose en esa temporada de la actividad. Su principal motivo, fue la edad.
Posteriormente fue entrenador de The Strongest en dos ocasiones. La primera como interino, en 1999 y posteriormente contratado en 2008.
Se emociona al pensar que vino a Bolivia por seis meses y se quedó 53 años.
“Acá en Bolivia me casé, tengo hijos bolivianos y argentinos, nietos bolivianos y argentinos (…), todo lo que he ganado poco o mucho, lo he ganado aquí en Bolivia. Así que debo estar siempre agradecido”…piensa, y continúa “no me quejo, no me ha ido mal… para qué lamentarse. Ya soy mayor, tengo la salud de hierro”, dice.
Al referirse a su compañera Stela, se le ilumina la mirada y nos cuenta que ella es también argentina y cuando estuvo de paso en nuestro país, llegó entre ellos el flechazo de cupido y se casaron.
Silvio Ariel, su primogénito, es un gran empresario de futbolistas. De temple y carácter muy parecido al padre, lo que lo lleva a ser uno de los personajes más respetados en el ámbito del mercado de pases en Latino América y el mundo.
Su nieto Galo, el mayor, es un futbolista emergente en Córdoba y es deseo de Tano que él también juegue en Bolivia.
“Si no anda bien en fútbol, lo meto a que sea galón de telenovelas por la facha que tiene”, dice y ríe.
Al igual que todos los bolivianos, Fontana está muy preocupado por la situación actual del fútbol nacional y en plena seguridad afirma que “antes no se sabía de amaño de partidos”. “Siempre hubo rumores, pero no se los pudo comprar, es un tema muy delicado”, asevera.
Falta tiempo para hablar con el Tano. Siempre firme en sus apreciaciones, frío en sus conclusiones asegura que “al fútbol boliviano le falta trabajo serio con la divisiones inferiores”. Remarca su deseo de que “todo se solucione pronto” y afirma que su mayor deseo personal es que “siempre les vaya bien a sus hijos y nietos”.
Corre el tiempo, llegan más amigos a la Barbería. Cerca está Uber Acosta, otrora gran jugador y amigo de Tano, desde The Strongest. René y los demás compañeros “lo cargan” con bromas sobre el Tigre y por sus gustos musicales. Él jamás pierde el buen humor y responde de manera inteligente.
Tiene por qué ser el Tano más amado de Bolivia. ¡Gracias por tanto, Fontana!.
FICHA
Nombre: Ricardo Fontana Milei “Tano”
Lugar de nacimiento: Buenos Aires (Argentina)- naturalizado boliviano.
Fecha de Nacimiento: 17 de octubre de 1950
Lugar de radicatoria actual: La Paz, Santa Cruz, Buenos Aires o Córboba
Ocupación actual: Jubilado
Familia: Stela Maris Luchessi (esposa); Silvio Ariel, María Belén, Melina Isabel (hijos); Julio Viso, Teo, Lía, Andrés, Lucas, Franco y Pietro (nietos)
‘No he sido un santo jugando, pero nunca he lastimado a nadie’
Sus frases:
“En La Paz, hay más periodistas deportivos que jugadores profesionales”
“De amaños en el fútbol, en mi época no se sabía, pero sí había rumores”.
“Hasta en Buenos Aires hay bolivianos que me saludan”
“Si mi nieto Galo no rinde en el fútbol, lo meto a que sea actor de telenovelas, por la facha que se gasta”
GHILKA SANABRIA