Ambos encuentros registraron una asistencia acumulada de más de 115.000 espectadores, un récord de afluencia para el fútbol femenino. En el partido inicial de la jornada inaugural, Nueva Zelanda logró un sorpresivo triunfo ante Noruega, su primera victoria en un torneo mayor de fútbol femenino.
Las «Football Ferns» neozelandesas vencieron con una anotación de la delantera Hanah Wilkinson al minuto 48 ante 42.137 aficionados que desafiaron el frío invernal (austral) para apoyar a su selección en el Eden Park de Auckland.
La acción se desplazó posteriormente a Sídney, donde Australia venció a Irlanda con un gol de penal de la defensa Steph Catley ante 75.784 espectadores, señal del interés en este torneo que apunta a ser el más seguido y rentable en la historia del fútbol femenino.
El partido de Nueva Zelanda-Noruega comenzó con un minuto de silencio por las víctimas de un tiroteo el jueves en Auckland que dejó dos muertos, además del atacante.
El tiroteo en Auckland no alteró la inauguración del Mundial, pero sorprendió a algunas de las selecciones participantes alojadas en esa ciudad, como Noruega o la vigente campeona Estados Unidos.
Las noruegas, alojadas cerca del sitio del incidente, comentaron que varias jugadoras se despertaron con el ruido de los vehículos de emergencia sin saber de qué se trataba, pero que se sintieron «a salvo» y continuaron sus preparativos con normalidad.
El triunfo neozelandés fue obra de Hannah Wilkinson, una delantera de velocidad y potencia que aprovechó un centro rasante de Jacqui Hand para marcar el único gol del partido.
Al cierre del partido las locales tuvieron la oportunidad de ampliar el marcador con un lanzamiento de penal, pero la volante Ria Percival pegó su disparo en el tubo.
Las jugadoras neozelandesas salieron visiblemente emocionadas y con lágrimas en los ojos después de obtener su primera victoria mundialista.
El torneo, que se extiende al 20 de agosto, creció de los 24 equipos de la edición de 2019 en Francia a 32 y por primera vez se realiza en dos países, con nueve ciudades sede en Australia y Nueva Zelanda.
Nueva Zelanda llegó al Mundial sin grandes pretensiones, después de cinco torneos seguidos sin una sola victoria.
Por el contrario, Australia, décima en el ranking mundial, llegó con expectativas de avanzar de la fase inicial.
En su partido del jueves, las «Matildas» fueron más persistentes en el ataque y control del balón durante la primera parte, en que las irlandesas plantearon un cerrojo defensivo con rápidos contragolpes.
El esquema rindió frutos en los primeros 45 minutos para Irlanda, debutantes en un Mundial Femenino mayor, mientras Australia acusó la ausencia de su delantera emblemática Sam Kerr, aquejada de una lesión de pantorilla que la tendrá alejada de las canchas al menos un partido más.
La defensa Steph Catley rompió el cerrojo mediante lanzamiento de penal al minuto 52, luego de que la atacante Hayley Raso fuera derribada en el área.
Irlanda modificó su disposición en los últimos 20 minutos, adelantando líneas en busca del empate, y logró poner en aprietos a la zaga australiana.
El partido terminó con Australia cuidando la ventaja mínima en el marcador ante las arremetidas irlandesas.