Yassir, nacido en la localidad cruceña de Pailón (16 de junio de 2005), tenía la mente por estos días en sus estudios, colocando el fútbol en segundo plano, como un pasatiempo, y recién años más adelante darle la seriedad del caso como una carrera profesional y es que en el fútbol no existen nada definitivo.
Los errores de la dirigencia de Blooming, presidido por Sebastián Peña, rebalsaron por los costados a pocos días del inicio del torneo Apertura. El club estaba advertido de que no podría registrar nuevos jugadores, incluido las renovaciones, por las deudas económicas que arrastraba de anteriores gestiones.
Peña intentó suspender este cotejo, librarse del episodio vergonzoso que estaba por venir frente a un rival que llevó a Santa Cruz a su mejor equipo, antes del viaje a Venezuela para jugar contra Deportivo Lara.
Un supuesto desperfecto en el sistema eléctrico del estadio Ramón Aguilera Costas provocó la reprogramación del cotejo del sábado para el domingo. Las horas anteriores a este compromiso fueron de mucha conversación dentro del grupo. Yassir estaba conviviendo con muchachos que defendían la misma camiseta, pero con los cuales recién compartiría balón.
Desde sus 13 años, Yassir forma parte de las divisiones menores de Blooming, recibió consejos de manera directa de Yadin Salazar, quien al igual que Suárez, fue arquero profesional y que conoce esa sensación de tener en las manos los corazones de la afición.
Esta vez, Salazar no estaba junto a Yassir. Su mentor estaba lejos, en Guayaquil, Ecuador, preparando a Kevin Medina y Fabricio Castillos, guardametas del plantel Sub-20. Medina atajó el sábado contra Sporting Cristal (Perú) en la derrota (0-4) en el inicio de la Copa Libertadores de América. «Mi estatura no me ayuda», reconoció Yassir. Ingresó al Tahuichi con la camiseta 35, con su 1.70 cm era uno de los más «menuditos» en esa hilera de futbolistas que iban directo al paredón. Los titulares, Braulio Uraezaña (lesionado) y José Peñarrieta (no pudo ser habilitado) hablaron con Yassir como si fuera su hermano menor en una riña familiar, haciéndole entender que «disfrute el partido, que todo estará bien y que esto no es su culpa».
El primer golpe de realidad que recibió Yassir llegó a los 21 minutos y el último castigo llegó a los 75´. Su falta de experiencia hizo que juegue adelantado, reaccione tarde. «Me dio rabia», dijo después de ver el resumen del partido. El guardameta es de hablar poco.
Sus verdugos bajaron la cabeza y con gestos afectuosos trataron de consolar al arquero de 16 años. De regreso a su casa, sus padres lo felicitaron, al día siguiente sus compañeros de colegio también, en las redes sociales los hinchas agradecieron y le dieron like a las publicaciones que mencionaban su actuación por ´dar la cara por el club´. (APG)