En una apuesta internacional cuyo saldo involucraría a Estados Unidos y Europa y desactivaría una de las mayores amenazas a la seguridad interamericana del siglo XXI, emisarios chavistas y antichavistas iniciarán ayer en México un nuevo episodio del diálogo político en busca de un arreglo pacífico y venezolanos no encuentran esperanzas de solución.
El estado sudamericano enfrenta la más grave crisis socioeconómica e institucional de los últimos 63 años en Venezuela.
Con riesgo de que, como en citas previas, la comitiva del cuestionado presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, decida en cualquier momento a levantarse de la mesa y romper las conversaciones, la etapa que empezó ayer está signada por la antipatía recíproca, la ilusión limitada, la desconfianza mutua, el tenaz secretismo y una realidad: los 32 millones de venezolanos en desconsuelo y desesperación, dentro o fuera de su país.
“La gente está muy escéptica en este momento”, aseguró el politólogo venezolano Fidel Canelón, profesor de Teoría Política de la Universidad Central de Venezuela.
“Nunca antes, al menos en las dos décadas de dominio chavista y madurista, el liderazgo político del país había estado tan desprestigiado, y esto incluye tanto al gobierno como a la oposición”, dijo Canelón a El Universal.
ESPERANZA
Basado en Datincorp, encuestadora de Venezuela, Canelón mostró como “algo razonablemente positivo” que 51% de la población apoyó el ciclo en México y que “en medio de la frustración extendida al menos la mitad del país tiene esperanzas de una solución política a la crisis”.
Venezuela se “africanizó” en 2020: 96% de los hogares en la miseria, 79,3% en la pobreza extrema, más de 22 millones de personas sin poder cubrir el costo de una mínima nutrición y 7 de cada 10 familias amenazadas por la inseguridad alimentaria.
El deterioro, revelado en julio de 2020 en un informe de las universidades venezolanas Central y Simón Bolívar (públicas) y Andrés Bello (privada), exhibió que “los niveles de pobreza en Venezuela se comparan con los países más pobres del mundo y que tienen mayor inestabilidad política”.
Ubicada en el ranking africano, Venezuela quedó en segundo puesto luego de Nigeria y peor que Chad, Congo y Zimbabue.
El abismo nutrió un éxodo incesante al exterior que creció en la década de 2010 y llegó a unos seis millones de venezolanos que huyeron de la represión y del caos por la aguda escasez o encarecimiento de medicinas, alimentos y artículos esenciales y un desplome salarial por hiperinflación y mega-devaluación.
VOLUNTAD
EN MÉXICO
Con el oficialismo en defensa del sistema socialista y la oposición a favor del capitalista, dos sectores de la dividida clase política oficialista y opositora demostrarán a partir de ayer en México si apuestan su voluntad real de llegar a acuerdos.
El capítulo de México fue precedido por los fracasos de las negociaciones en República Dominicana en 2016, 2107 y 2018 y en Noruega y Barbados en 2019, y en las que predominó una demanda: la salida de Maduro.
Bajo mediación de Noruega, la comitiva de Maduro se sentará frente a la del proclamado presidente interino, Juan Guaidó. Cada una estará con un amigo: la oficialista con Rusia y la opositora con Países Bajos.
Con otros actores en ambos bandos, Maduro y Guaidó son los principales en un país que en 1958 retornó a la democracia después de 10 años de gobiernos de facto.
Maduro se reeligió en 2018 para el sexenio 2019-2025, pero en enero de 2019 fue desconocido por más de 50 países que calificaron su reelección de ilegítima y reconocieron a Guaidó como interino.
Guaidó prometió acabar con la usurpación presidencial, dirigir un gobierno transitorio, llamar a comicios libres, justos y verificables y retornar a la democracia.
CONFLICTO
Como espectador, Estados Unidos destrabaría el conflicto si flexibiliza, suspende o suprime sus sanciones económicas contra Caracas. En un canje, Maduro debería reestructurar la arquitectura electoral, liberar a los presos políticos, cesar el asedio policial y militar a sus rivales y desmontar su aparato de control acusado por sus contendores de dictatorial.
Impuesto en 2017 y con el alegato de que Maduro violó los derechos humanos y la libertad, reprimió a sus adversarios y rompió el orden constitucional, el castigo de Estados Unidos dañó las finanzas estatales de Venezuela.
Maduro replicó que esa “guerra económica” atizó la escasez, por lo que su prioridad en México será exigir que Washington levante esas medidas. En declaraciones el pasado jueves en la televisión venezolana, proclamó que su delegación irá a México sin someterse “a chantajes ni amenazas” de Estados Unidos ni de “ningún tipo”.
Un documento revelado el mismo día y elaborado por la gambiana Fatou Bensouda, fiscal saliente de la Corte Penal Internacional (CPI), en Países Bajos, confirmó que el régimen de Maduro cometió crímenes de lesa humanidad desde 2017 en la represión contra los opositores. La Organización de Estados Americanos (OEA) acusó a Maduro en 2018 en la CPI de crímenes de lesa humanidad.
Bruselas, sede de la Unión Europea (UE) y responsable de otras maniobras contra Maduro, también entraría al juego que, de romperse, agravaría las tensiones políticas, humanitarias, migratorias, militares, fronterizas y criminales en el sensible entorno de Venezuela. (El Nacional)