Solo 11 personas han muerto por covid-19 en Taiwán desde que comenzó la pandemia, una hazaña impresionante para un país donde nunca fue impuesto un confinamiento.
Al comienzo de la pandemia, Taiwán era considerado un país de alto riesgo de covid-19 debido a su proximidad a China y a los frecuentes viajes que se realizan entre los dos países.
Con un historial de SARS en 2003, que no se consideró que se manejara particularmente bien, el gobierno taiwanés esta vez actuó rápidamente para cerrar sus fronteras.
El 20 de enero de 2020 estableció un Centro de Comando Central de Epidemias para coordinar la cooperación entre diferentes ministerios y agencias gubernamentales, y entre el gobierno y las empresas.
Un nuevo estudio publicado en la Revista de la Asociación Médica Estadounidense (JAMA) examinó más a fondo por qué a Taiwán le fue tan bien en la conquista de covid-19.
Los autores del estudio, de una variedad de institutos de salud y hospitales en Taiwán y Estados Unidos, compararon la efectividad estimada de dos tipos de políticas para covid-19 en los primeros meses de la pandemia: medidas basadas en casos y basadas en la población.
Las medidas basadas en casos incluyen la detección de personas infectadas mediante pruebas, el aislamiento de casos positivos, el rastreo de contactos y la cuarentena de los contactos cercanos durante 14 días.
Además, las medidas basadas en la población incluyeron políticas para uso de mascarillas, higiene personal y distanciamiento social.
Los efectos de estas políticas se cuantificaron estimando el número de reproducción efectivo (número R).
El número R es una forma de calificar la capacidad de propagación de una enfermedad infecciosa; representa el número promedio de personas a las que una persona infectada transmitirá un virus.
Un número R mayor que 1 significa que el virus continuará propagándose y los brotes continuarán.
Si bien estudios previos en otros países han simulado escenarios hipotéticos, este documento combinó modelos de transmisión con datos reales detallados para estimar la efectividad.
Los autores recopilaron datos de 158 casos, entre el 10 de enero y el 1 de junio de 2020, de los Centros para el Control de Enfermedades de Taiwán, y todos los casos fueron confirmados mediante pruebas de PCR.
Los datos estaban vinculados a casos adquiridos localmente, grupos confirmados y casos importados de personas que ingresaron a Taiwán antes del 21 de marzo de 2020.
Luego compararon los resultados que encontraron en Taiwán con un número R estimado de 2,5, basado en el número equivalente estimado en la cercana China al comienzo de su brote de covid-19.
COMBINACIÓN
GANADORA
El estudio encontró que las políticas que se basaban sólo en casos, como el rastreo de contactos y la cuarentena de infectados, podían reducir el número R de 2,5 a 1,53.
La cuarentena fue la que más contribuyó a reducir el número R. Las intervenciones basadas en casos no pudieron prevenir sustancialmente la transmisión de una persona a otra, pero lograron reducir la transmisión de esos casos secundarios a una tercera o cuarta persona, siempre que los contactos cercanos estuvieran en cuarentena.
Mientras tanto, las políticas poblacionales como el distanciamiento social y el uso de mascarillas, redujeron el número R de 2,5 a 1,3.
Los autores concluyeron que fue la combinación de políticas basadas en casos y políticas basadas en poblaciones, junto con una adherencia generalizada de los habitantes, lo que llevó al éxito de Taiwán para contener la covid-19.
La combinación de ambos enfoques dio lugar a un número R estimado, usando dos métodos diferentes, de 0,82 y hasta de 0,62.
También encontraron que se necesitaban considerables políticas basadas en la población para lograr la contención, a pesar de que el número de infecciones circulantes era pequeño.
Ninguno de los enfoques habría sido suficiente por sí solo, incluso en un país con un sistema de salud pública eficaz y un seguimiento de contactos sofisticado.
CONJUNTO
DE MEDIDAS
Reconociendo que todos los modelos hacen suposiciones, y este análisis no es diferente, este documento confirma que el conjunto completo de medidas de salud pública que hemos estado usando de manera bastante consistente en todo el mundo, en diversos grados de extensión y rigurosidad, ha sido necesario.
Aunque vale la pena señalar que los resultados del estudio reflejan una época en la que las nuevas variantes con mayor transmisibilidad no eran un problema.
Los autores asumieron que las pruebas y el aislamiento de infectados ocurrieron simultáneamente.
Este fue el caso en Taiwán pero no en otros países como, por ejemplo, Inglaterra, donde las demoras entre las pruebas, los resultados y el aislamiento disminuyeron la efectividad de las medidas basadas en casos.
Taiwán es una nación insular con la capacidad de controlar la introducción de nuevos casos a través del control fronterizo, y los autores reconocen que los hallazgos de este estudio pueden no ser totalmente aplicables a otros países.
Esta es la razón por la que los autores se centraron en la eficacia de las intervenciones basadas en casos y en la población sobre la transmisión local, más que en los controles fronterizos sobre el número de introducciones de covid-19.
Los autores concluyen que el rastreo intensivo de contactos no es posible cuando los sistemas de salud pública están abrumados.
Esto nunca sucedió en Taiwán debido al éxito de sus estrategias, pero sí tuvo lugar, por ejemplo, en Irlanda en enero de 2021, que experimentó una dañina tercera ola de covid-19. (BBC Mundo)
RESULTADOS DE MEDIDAS
Este estudio también encontró resultados similares para la cuarentena de siete y 14 días y sugiere que el período de cuarentena de personas contagiadas podría acortarse.
Algunos países, incluido Estados Unidos, están considerando esto, pero hasta la fecha no se ha introducido de manera generalizada.
Ya sabíamos que había mucho que aprender del éxito de Taiwán para evitar que la Covid-19 se afianzara.
Ahora, a medida que se administran las vacunas y surgen nuevas variantes, tenemos más información sobre las contribuciones comparativas y combinadas de las medidas de salud pública.
*Patricia Fitzpatrick es profesora de epidemiología y estadística biomédica de la Universidad de Dublín, Irlanda. Este artículo apareció originalmente en The Conversation.