Santiago.- Una severa sequía en Chile ha empeorado este año, con un caluroso mes de julio en la capital Santiago, en lo que debería haber sido pleno invierno.
La falta de precipitaciones ha dejado los imponentes y típicamente nevados Andes cercanos a la ciudad casi desnudos, los niveles de los embalses bajos y los campos agrícolas resecos.
Hasta ayer, una estación meteorológica del centro de Santiago registraba solo 78 milímetros de lluvia en lo que va del año frente a los 180 del mismo lapso el año pasado, y un promedio estándar de 252 milímetros, según el Servicio Meteorológico de Chile.
El ministro de Ciencias, Andrés Couve, dijo a Reuters el martes que la disminución constante de las reservas de agua debido al cambio climático era ahora una «prioridad nacional».
«Tenemos la evidencia que es contundente y es evidencia climática», dijo. «Estamos viendo un descenso muy significativo en las precipitaciones que genera escasez de agua».
El pasdo lunes, científicos del clima de Naciones Unidas advirtieron que las olas de calor extremo, que antes golpeaban una vez cada 50 años, ahora se esperan una vez cada década.
Las sequías y los aguaceros también son cada vez más frecuentes, según el informe de ciencia climática de la ONU.
Couve dijo que Chile, un país largo y delgado con el desierto más árido del mundo en el norte, la Antártida en el sur, además de glaciares, bosques y humedales dispersos, tenía abundantes pruebas del cambio climático.
Expertos y políticos en Chile han advertido sobre la acuciante, y potencialmente irreversible, escasez de agua en la región central, que alberga la mayor parte de su población, incluyendo Santiago, una ciudad de seis millones de habitantes y motor económico del país.
Dos importantes ríos que proporcionan agua a Santiago, el Mapocho y el Maipo, tienen menos agua que en 2019, el año más seco en la historia del país, lo que llevó a los reguladores a tomar medidas drásticas en el uso del recurso y buscar fuentes alternativas.
Empresas de servicios públicos han invertido mucho en nueva infraestructura para evitar la llegada del «Día cero», en que los grifos se secan, una amenaza que provocó importantes restricciones de agua en Ciudad del Cabo, Sudáfrica y Chennai, India, en los últimos años.
Ese día cero «para los habitantes de zonas rurales de la zona central, llegó hace casi una década, 400.000 personas que habitan en zonas rurales de Chile, reciben hoy agua en camiones», dijo el climatólogo de la Universidad de Santiago Raúl Cordero.
El experto señala que es probable que la situación que enfrentan los habitantes de zonas rurales en la zona central se extienda y empeore con el tiempo.
«Es poco probable que las precipitaciones que teníamos en la zona central de Chile en los años 80 o en los años 90 vuelvan. Que recuperemos ese clima, en términos de temperatura y precipitaciones es extraordinariamente poco probable», agregó.
Chile debe construir más embalses y plantas desalinizadoras, de las que depende cada vez más su crítico sector minero, agregó.
«La única ventaja es que ya sabemos en qué dirección el cambio climático nos va a golpear. Entonces bueno, eso significa que estamos avisados de que más o menos deberíamos hacer para poder hacer frente a las consecuencias», dijo. (Reuters)