La imagen está captada de un vídeo que muestra al rapero Maykel Castillo celebrando su fuga de la policía, rodeada de disidentes y residentes el domingo en el barrio de San Isidro en La Habana. Algunos se unen y corean una canción antigubernamental, criticando al presidente Miguel Díaz-Canel.
Castillo dijo a Reuters por teléfono desde su casa que el intento de arresto fue otra de una serie de detenciones que consideró arbitrarias para intimidarlo a él y a otros del grupo de artistas disidentes Movimiento San Isidro (MSI), en La Habana.
Cuando se le preguntó sobre el incidente del domingo, el Centro de Prensa Internacional del Ministerio de Relaciones Exteriores, que atiende solicitudes de periodistas extranjeros para preparar reportajes de entidades estatales, dijo a Reuters que no haría comentarios.
Medios estatales como el diario Granma, del gobernante Partido Comunista, han calificado durante los últimos cinco meses a Castillo y al MSI como parte de un intento de "golpe suave" dirigido por Estados Unidos, comentarios que ellos niegan.
El Gobierno describe a los disidentes como miembros de pequeños grupos pagados por Estados Unidos para provocar disturbios y promover sus esfuerzos de décadas para derrocar al gobierno.
Para aquellos que quieren el fin del Estado de partido único, Castillo, de 37 años, es un héroe. Para otros es un inadaptado social.
La imagen muestra cómo la disidencia pública, si bien es poco común en Cuba, lo es cada vez menos. Esto se debe en parte al acceso a internet móvil y a que las frustraciones con el Gobierno aumentan durante la peor crisis económica de la isla en décadas.
Las fuertes sanciones de Estados Unidos y la pandemia, que han diezmado el turismo, han reducido las ganancias en divisas y golpeado la economía en gran parte estatal, que se contrajo un 11% en 2020, incrementando la escasez de productos como medicinas y alimentos.
El MSI ha realizado actuaciones y exposiciones provocativas documentadas en línea desde que se creó hace tres años, primero en gran parte sobre la censura, pero ahora también sobre las dificultades diarias.
El grupo ha expandido la disidencia pública más allá del activismo político tradicional, al atraer el apoyo de sectores de la comunidad artística y algunos ciudadanos. No hay encuestas de opinión independientes, por lo que no es posible tener referencias de qué tan amplio es el apoyo.
Uno de sus principales organizadores, Luis Manuel Otero Alcántara, de 33 años, dijo a Reuters en la sede del MSI, que entre el 80% y el 90% del financiamiento provenía directamente de los propios artistas, mediante la venta de obras de arte.
Otero Alcántara dijo que el hecho de que ciudadanos comunes se pusieran del lado del MSI en contra de la policía y se unieran a una protesta demostraba que estaban comenzando a superar su miedo a las consecuencias de hablar.
"Este barrio es un ejemplo de lo que se está dando en Cuba. No es sólo en este barrio. Somos artistas y somos más visibles", añadió.
FRUSTRACIONES
EXTENDIDAS
Pequeñas protestas -por la censura, trámites burocráticos considerados excesivos o derechos de animales- han surgido recientemente en el país.
Analistas dicen que el lanzamiento de Internet móvil en 2018 cambió las reglas porque permitió obtener información a los cubanos fuera de los medios de comunicación, controlados por el Estado.
"Esto permite que la frustración y el disenso de una persona o una comunidad se propague en tiempo real para que otras personas que albergan frustraciones similares también aprendan que no están solas y pierden el miedo a hablar", dijo Ted Henken en Baruch College en Nueva York y autor de "Cuba's Digital Revolution".
El acceso a Internet ha permitido el surgimiento de nuevos medios de comunicación no estatales "on line" y permite que activistas cubanos en la isla se conecten mejor con la diáspora cubano-estadounidense que surgió tras la revolución izquierdista de Fidel Castro en 1959.
La canción antigubernamental "Patria y Vida", que entonaron el domingo residentes de San Isidro, fue un éxito lanzado en febrero por algunos músicos contemporáneos más populares de Cuba que ahora viven en Miami, como el dúo Gente de Zona, aunque también contó con la participación de Castillo y otro rapero disidente en la isla.
José Daniel Ferrer, líder de la disidente Unión Patriótica de Cuba, en Santiago de Cuba, anunció en la tarde del viernes el levantamiento de la huelga de hambre que sostenían hacía tres semanas, protestando por lo que calificaron como un acoso estatal que les ha impedido entregar alimentos y medicinas a los necesitados.
Reuters no pudo verificar de forma independiente la huelga. Medios estatales la han descartado como un "espectáculo".
El jueves, Julie Chung, subsecretaria en funciones para Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado de Estados Unidos, dijo en Twitter que Washington estaba alarmado por el "empeoramiento de la situación" de la huelga de hambre.
El gobierno cubano ha abordado algunos temas específicos planteados por disidentes, por ejemplo, anunció en febrero que estaba introduciendo un decreto sobre los derechos de los animales. (Reuters)
REFORMA POLÍTICA
La Habana ha atacado a críticos que buscan una reforma política, como el MSI y periodistas independientes. La televisión estatal ha dedicado horas de máxima audiencia a minimizarlos refiriéndose a ellos como "El viejo guion contra Cuba y las nuevas marionetas".
"Apoyamos a quienes en la sociedad civil en Cuba y alrededor del mundo, están defendiendo sus derechos o luchando por la libertad", dijo un portavoz del Departamento de Estado.
Algunos activistas y periodistas independientes han declarado públicamente que no están dirigidos por Washington, pero reconocen que reciben subvenciones extranjeras, incluso de organizaciones estadounidenses como el National Endowment for Democracy, financiado en gran parte por el Congreso de Estados Unidos.
Disidentes como los miembros de MSI han documentado en redes sociales repetidos arrestos domiciliarios y otros tipos de acoso. Al menos 10 destacados periodistas de medios no estatales han abandonado Cuba en los últimos años tras quejarse de la presión estatal, según un recuento informal de Reuters.
Aún así, algunos disidentes dijeron a Reuters que no se dejan intimidar.
"Por mucho que intenten desacreditar el trabajo que estamos haciendo, no funciona", dijo Castillo. "No soy agente de nadie. Soy un ciudadano libre. Tengo familia en Estados Unidos, amigos y simpatizantes que me ayudan a mí y a mi obra de arte", añadió.