Estados Unidos, España y varias naciones vecinas de Nicaragua en Centroamérica y el Caribe han denunciado la actuación de la administración de Ortega, que en la práctica allana el camino del mandatario a la reelección en los comicios presidenciales de noviembre, al quedarse sin rivales.
La Secretaría de Relaciones Exteriores mexicana dijo este lunes en su cuenta de Twitter que «ha seguido con preocupación las recientes acciones desplegadas por el gobierno de Nicaragua», en su primer posicionamiento público sobre la cuestión.
La Cancillería recordó que esas medidas han derivado en «la detención de cuatro precandidatos presidenciales, ocho líderes opositores y dos excombatientes sandinistas», y por supuesto que ha contactado con Managua para mostrarle su inquietud.
«México, con estricto respeto a su política de no intervención y autodeterminación de los pueblos, ha hecho saber al gobierno de Nicaragua su preocupación por la integridad y libertad de los detenidos», indicó.
Un funcionario mexicano explicó a Reuters que la detención de dos figuras históricas del sandinismo, Dora María Téllez y Hugo Torres, «fue la gota que derramó el vaso», por los lazos existentes entre la izquierda mexicana y la vieja guerrilla nicaragüense. (Reuters)