El recuento, estancado desde el sábado en el 99,935%, daba al exprofesor el 50,14% de las preferencias, una ventaja de menos de 50.000 votos sobre su rival derechista Keiko Fujimori, quien ha realizado acusaciones de fraude, aunque ha ofrecido pocas pruebas.
Castillo, de 51 años y quien era poco conocido antes de su sorpresiva victoria en la primera vuelta de la elección en abril, ha sacudido a la élite política y empresarial del país andino con sus planes de reformar la Constitución y aumentar drásticamente los impuestos a la minería.
Castillo dijo que el pueblo «ya tomó su propio camino» y su partido, Perú Libre, ha celebrado la victoria, a pesar de los intentos de Fujimori de anular algunos votos, lo que ha retrasado la confirmación oficial de los resultados.
Aún no está claro cuándo el organismo electoral del país anunciará formalmente al ganador, aunque Castillo ha pedido que el recuento se cierre rápidamente para acabar con la incertidumbre.
Fujimori, de 46 años e hija del expresidente Alberto Fujimori, quien cumple condena por corrupción y abusos contra los derechos humanos, ha prometido luchar hasta que se cuente el último voto.
El partido de Castillo rechazó sus acusaciones de fraude y los observadores internacionales del proceso en Lima han dicho que las elecciones se llevaron a cabo un cabo de forma limpia.
De confirmarse, la victoria de Castillo supondría un gran impulso para la izquierda en la región. El socialista procede de una zona pobre del norte de Perú y ha motivado a los votantes rurales, enfadados por sentirse relegados en el crecimiento económico del país.
Los crecientes niveles de pobreza y desigualdad también han motivado cuestionamientos a las élites políticas tradicionales, que han sido intensificados por el brote de Covid-19 más letal por cantidad de habitantes en el mundo y que ha golpeado a la economía, impulsada mayormente por la minería.
En la última semana se han realizado marchas de partidarios de ambos candidatos en Lima. Algunos adherentes de Castillo han llegado a la capital desde zonas rurales para protestar, mientras que los partidarios de Fujimori respaldan sus acusaciones de fraude. (Reuters)