Roma.- El papa Francisco expresó su deseo de «paz» frente a los «conflictos» que minan países de Oriente Próximo y África. Así lo ha indicado ayer durante su reunión con los participantes de la 94 Asamblea Plenaria de la Reunión de las Obras de Ayuda a las Iglesias Orientales (Roaco), que ha tenido lugar en Roma del 21 al 24 de junio.
Francisco recordó las realidades eclesiales y geográficas afectadas por la guerra y subrayó la importancia de «encontrarse» para «acoger las preguntas y los gritos que llegan de tantas partes del mundo, especialmente de las Iglesias y de los países por los que desarrollan su trabajo».
«Yo mismo soy testigo de ello, porque precisamente en este contexto, en 2019, anuncié mi intención de ir a Irak, y gracias a Dios, hace unos meses, pude cumplir este deseo», añadió el Pontífice.
El Papa también recordó la situación en Eritrea y la «grave crisis en Líbano», que han sido objeto de las reuniones de la Roaco de este año.
El pensamiento de Francisco se ha dirigido también a Tierra Santa, a los pueblos de Israel y Palestina, por los que ha expresado una esperanza. «Siempre soñamos que en el cielo se extienda el arca de la paz, dada por Dios a Noé como signo de la alianza entre el cielo y la tierra y de la paz entre los hombres», deseó.
Sin embargo, el Papa ha precisado que «a menudo, incluso recientemente, esos cielos están surcados por artefactos que traen destrucción, muerte y miedo».
Otro grito de dolor, según ha dicho, se eleva también desde Siria, «siempre presente en el corazón de Dios». Pero parece, según ha subrayado, «que no logra tocar el corazón de los hombres que tienen en manos el destino de los pueblos».
«Queda el escándalo de diez años de conflicto, de millones de desplazados internos y externos, de las víctimas, de la necesidad de reconstrucción que sigue siendo rehén de la lógica partidista y de la falta de decisiones valientes por el bien de esa martirizada nación», lamentó.
Francisco también ha recordado que las reflexiones de la Roaco examinaron también la situación eclesial en Etiopía, Armenia y Georgia. «A veces es necesario reconstruir edificios y catedrales, incluso los destruidos por las guerras, pero antes es necesario prestar atención las piedras vivas que están heridas y dispersas», indicó.
Igualmente, Francisco reconoció que sigue «con aprensión la situación surgida con el conflicto en la región etíope de Tigray, en Etiopía, sabiendo que su alcance abarca también a la vecina Eritrea». «Más allá de las diferencias religiosas y confesionales nos damos cuenta de lo esencial que es el mensaje de la Fratelli Tutti, cuando las diferencias entre etnias y las consiguientes luchas por el poder se erigen en sistema», ha ahondado.
También ha retrocedido a 2016, cuando al final del viaje apostólico a Armenia, junto con el patriarca actual de la Iglesia apostólica armenia Catholicos Karekin II, se soltaron palomas al cielo, «como signo y deseo de paz en toda la región del Cáucaso».
«Desgraciadamente esa región ha sido herida de nuevo en los últimos meses, y por eso les agradezco la atención que han prestado a la realidad de Georgia y Armenia, para que la comunidad católica siga siendo signo y fermento de vida evangélica», declaró.
Finalmente, el Papa mostró su gratitud a todas las personas que apoyan los proyectos de la Roaco y ha hecho un llamamiento para seguir colaborando ante la reducción a la mitad de la colecta para Tierra Santa de 2020.
«Ciertamente, pesaron mucho los largos meses en los que la gente no pudo reunirse en las iglesias para las celebraciones, pero también la crisis económica generada por la pandemia. Si por un lado esto es bueno para nosotros, porque nos empuja a una mayor esencialidad, sin embargo no puede dejarnos indiferentes, pensando también en las calles desiertas de Jerusalén, sin peregrinos que van a regenerarse en la fe, pero también a expresar una solidaridad concreta con las Iglesias y las poblaciones locales», señaló. (Europa Press)