El nuevo terreno resultó perfecto para cultivar hierba húmeda, alimento ideal para las vacas.
Pronto, se empezaron a ver miles de estas criaturas pastando felizmente por las nuevas tierras.
La raza más popular del país -la frisona blanca y negra- se hizo mundialmente famosa.
Una de ellas, la vaca Pauline Wayne, llegó incluso a vivir en la Casa Blanca, proporcionando leche para el presidente William Howard Taft y concediendo «entrevistas» para el Washington Post.
La leche se convirtió en Holanda en una bebida popular, en una época en la que el agua potable escaseaba.
Toda la leche que no se bebía servía para fabricar mantequillas o quesos, que a menudo recibían el nombre de las ciudades donde se creaban, como es el caso del Gouda.
Además, el cuero de vaca se utilizaba como cimiento para edificaciones en Ámsterdam.
Una tierra de gigantes, con una población que, en promedio, se eleva varios centímetros más que el resto de los humanos, las personas más altas del mundo están en los Países Bajos, según seguimiento de BBC Mundo a en estudio.
No siempre fue así. Una revisión de los registros militares holandeses para un estudio publicado por la Royal Society of London encontró que a mediados del siglo XIX, los hombres en los Países Bajos se encontraban entre las personas más bajas de Europa.
«En 1860, los militares holandeses medían unos 165 cm de altura», dijo a Gavin Haines de BBC Travel la profesora Louise Barrett de la Universidad de Lethbridge, Canadá, quien formó parte del estudio.
«En ese momento, los hombres en Estados Unidos medían alrededor de 5 cms. más», y esa diferencia los hacía las personas más altas del mundo.
160 años más tarde, un estudio hecho con mediciones de altura y peso en 65 millones de participantes en 200 países y territorios publicado por la revista médica The Lancet reveló que, en 2019, la altura media de los jóvenes de 19 años de los Países Bajos era 183,8 centímetros.
Sus homólogos estadounidenses se habían quedado atrás, con 177,1 cms. promedio. La medida para las neerlandesas de la misma edad es 170,4 centímetros.
EN PERSPECTIVA
Pero la altura es algo que se aprecia mejor cuando se compara y, en este estudio, la diferencia entre los países con la estatura media más alta y más baja es de 20 cm o más.
Los autores resaltan que eso representa aproximadamente 8 años de brecha de crecimiento para las niñas y aproximadamente 6 años para los niños.
Eso quiere decir que las chicas guatemaltecas (las más bajitas) tenían a los 19 años la misma estatura media que las holandesas a los 11 años.
Asimismo, «los chicos de 19 años de 11 países de Asia, América Latina y África subsahariana tenían la misma estatura media que los holandeses de 13 años».
Todos… pero no tanto, No obstante, todos hemos crecido.
«Los humanos en realidad nos hemos vuelto más altos a una velocidad récord en los últimos dos siglos», señaló Eirini Marouli, profesora de Biología Computacional de la Universidad de Londres y añadió: «Y eso es un hecho en todo el mundo.
«Los hombres han crecido de alrededor de 1,60 metros a 1,70; las mujeres, de 1,50 a alrededor de 1,60», indicó la experta en altura a Melissa Hogenboom de la BBC.
«En total podemos decir que el adulto promedio hoy es alrededor de un 5% más alto que sus antepasados solían ser hace 100 años», agragó.
Los científicos continúan debatiendo las causas de este crecimiento acelerado: se cree que la mejora de la nutrición, la democratización de la riqueza, los factores genéticos y la selección natural de los hombres altos influyen.
Pero en Holanda, donde se ha registrado un aumento de 20 centímetros en los últimos 200 años, y donde hasta los inmigrantes generalmente terminan siendo más altos que las personas que permanecen en sus países de origen, parece que algo más estuviera pasando. «¡Es genética en acción!», exclamó Marouli.
«Es demasiado rápido para que sea sólo un efecto genético», dijo Barrett, aunque cree que la selección natural jugó un papel importante.
«El crecimiento holandés es un muy buen ejemplo de la evolución humana en acción», concordó Marouli.
De hecho, un estudio realizado por Barrett encontró que las parejas más fértiles en los Países Bajos, las que tienen más hijos, eran de hombres altos y mujeres de estatura promedio. ¿Y las parejas estadounidenses más fértiles? Mujeres de baja estatura y hombres de estatura media.
FACTORES
Los factores ambientales también han disparado a los holandeses, agregó Barrett, citando su sistema de salud líder en el mundo, los bajos niveles de desigualdad de ingresos y el excelente sistema de bienestar social.
«[En los Países Bajos] todo está orientado a producir bebés que luego no sufran ninguno de los tipos de cosas que reducen la altura», dijo.
Otro factor probablemente ha contribuido a que sean cada vez más altos es su apetito voraz por los lácteos, ya que «el calcio forma los huesos y el crecimiento depende de tener un buen suministro de eso», explicó Barrett.
«En realidad podrían estar llegando al límite que podríamos alcanzar», señaló la doctora en Genética Marouli e indicó: «Hay que esperar y ver… sólo el tiempo lo dirá».
LA CLAVE
Todo esto puede ser muy interesante, pero, más allá de lo obvio, ¿por qué los científicos están tan interesados en estudiar la altura? «La altura es un rasgo modelo para todo el resto de los rasgos genéticos complejos, porque es muy fácil de medir», explicó Marouli.
«Entonces, si pudiéramos dominar la genética de un rasgo complejo como la altura, podría darnos el modelo para estudiar otros trastornos multifactoriales, como la diabetes, las enfermedades cardíacas, etc”, manifestó.
«En el más reciente estudio publicado del consorcio Giant (que en inglés significa ‘gigante’ pero realmente son las siglas de Genetic Investigation of Anthropometric Traits o Investigación genética de rasgos antropométricos) identificamos algo más de 3.000 variaciones genéticas, cambios en el ADN, que afectan la altura humana. Si las tuvieras, tu altura podría aumentar hasta en 2 centímetros», señaló.
Muchos de esos cambios en el ADN además se encuentran en o cerca de genes que están involucrados en la biología ósea y el crecimiento esquelético.
«Algunos también arrojan luz hacia procesos biológicos que modulan la altura; sería más que interesante saber cómo pasamos de ser bebés a adultos con el aumento de la altura. Esa es una de las preguntas complejas que no hemos respondido completamente aún”, señaló.
«E identificar un gen que se encuentra en la vía, por ejemplo, de los factores de crecimiento en la sangre podría producir muchos nuevos conocimientos sobre estrategias terapéuticas para tratar la insuficiencia del crecimiento -que afecta al 3 al 5% de la población- y sobre tratamientos para otras enfermedades comunes. Es por eso que es tan importante», apuntó. (BBC Mundo)
Amor a los productos lácteos
A principios de este año, un museo de Ámsterdam fue la escena de un terrible crimen.
Mientras revisaban la sala, los trabajadores del museo descubrieron con horror que una de las piezas más valiosas de la exhibición -un pequeño y brillante objeto con 220 diamantes- había desaparecido.
Un video de seguridad mostró a dos jóvenes con gorras de béisbol merodeando cerca de la caja, donde se exponía la obra: alguien había robado la cortadora de queso más cara del mundo.
En algunos países, un robo en el museo Nacional del Queso puede sonar como la trama perfecta de una película para niños.
Para los holandeses, los productos lácteos no son solamente alimentos básicos, sino símbolos nacionales.
Y también la parte fundamental de su importante industria de exportación.
«Las posaderas del mundo»
El amor de los holandeses hacia los productos lácteos es, en gran medida, consecuencia directa de su geografía única.
Hace 400 años, gran parte del país estaba sumergido bajo el agua y parte del resto era una marisma pantanosa.
«Las posaderas del mundo», así fue cómo un visitante del siglo XVII describió al país y señalaron: «lleno de venas y sangre, pero ningún hueso».
Durante los siglos siguientes, Holanda se embarcó en un extraordinario proyecto de reconstrucción.
Miles de canales fueron excavados y drenaron los pantanos con cientos de molinos de viento que bombeaban agua.
Un gran negocio
En la actualidad, Holanda cuenta con más de un millón y medio de vacas lecheras -casi tantas como Bélgica, Dinamarca y Suecia juntas.
Estas vacas producen cada año más de 12 millones de toneladas de leche y 800.000 toneladas de queso.
Según la asociación lechera Zuivel NL, las cerca de 18.000 granjas holandesas proveen 60.000 puestos de trabajo en el país.
Y cada año, Holanda exporta cerca de 7.000 millones de euros ($us7.800 millones) en productos lácteos a países tan lejanos como China, Nigeria o Arabia Saudita.
Las vacas lecheras se han convertido, de hecho, en uno de los pilares que ayudaron al despegue de la economía holandesa.
Pero el negocio de los productos lácteos en el país no consiste sólo en la exportación; los propios holandeses consumen grandes cantidades de estos productos.
Para ellos, la leche y el queso son alimentos básicos, parte esencial de su compra semanal -como el arroz lo es en China o las bolsas de té lo son para los ingleses.
País de las vacas
El nuevo terreno resultó perfecto para cultivar hierba húmeda, alimento ideal para las vacas.
Pronto, se empezaron a ver miles de estas criaturas pastando felizmente por las nuevas tierras.
La raza más popular del país -la frisona blanca y negra- se hizo mundialmente famosa.
Una de ellas, la vaca Pauline Wayne, llegó incluso a vivir en la Casa Blanca, proporcionando leche para el presidente William Howard Taft y concediendo «entrevistas» para el Washington Post.
La leche se convirtió en Holanda en una bebida popular, en una época en la que el agua potable escaseaba.
Toda la leche que no se bebía servía para fabricar mantequillas o quesos, que a menudo recibían el nombre de las ciudades donde se creaban, como es el caso del Gouda.
Además, el cuero de vaca se utilizaba como cimiento para edificaciones en Ámsterdam.