Caracas.- Con la llegada de la pandemia, los migrantes venezolanos se enfrentan a una «dramática pérdida de ingresos», con el 83 por ciento de los refugiados sin poder cubrir su alimentación, viéndose obligados a reducir sus comidas diarias, mientras que el 71 por ciento no puede hacerse cargo del alquiler, algo que se traduce en el aumento de las personas que viven en la calle, según World Vision.
Estas son algunas de las conclusiones que se desprenden del informe presentado este jueves por la organización World Vision, que ha entrevistado a migrantes venezolanos de 171 hogares desplazados en Colombia, Perú, Brasil y Venezuela, con una media de cinco miembros por hogar, en una investigación llevada a cabo en mayo y que ha constatado las consecuencias que la pandemia del coronavirus ha dejado en estas comunidades.
Actualmente, hay aproximadamente 5,6 millones de migrantes venezolanos tras una «tormenta perfecta» que ha supuesto «la violenta colisión de una crisis humanitaria largamente ignorada con la peor pandemia que ha sufrido nuestra población», ha lamentado el líder de World Vision para América Latina y el Caribe, Joao Diniz.
En este contexto, Colombia y Perú son las naciones donde más acentuada es esta pérdida de ingresos, mientras que en todos los países este impacto económico ha sido más dramático en las mujeres.
Las conclusiones del informe reflejan que para afrontar esta pérdida de ingresos los migrantes se han visto obligados a reducir sus comidas, incluso a una sola al día, mientras que se han visto empujados a hacer uso de la ayuda humanitaria y de la asistencia que ofrecen los Gobiernos, aunque no obstante hay naciones que ni siquiera tienen contemplados programas humanitarios, como Colombia y Perú.
Además, al no poder pagar alquiler, en Colombia la mitad de los migrantes en tránsito dicen haber dormido en la calle, mientras que esta cifra alcanza el 79 por ciento en el norte de Ecuador.
También se ha traducido en un aumento de la xenofobia y la discriminación, en la medida en que los migrantes son acusados de introducir la covid-19 en los países de acogida, una consecuencia que se ha materializado especialmente en Perú, con un 46 por ciento de los entrevistados asegurando que reciben ataques personales por su condición de migrante.
Asimismo, se ha detectado un incremento en los atrasos del procesamiento de los documentos de refugio, siendo Perú el que encabeza también esta consecuencia, con un 10 por ciento, seguido de Colombia, que registra un 9 por ciento.
SALUD MENTAL
El informe de 2021, en comparación con las cifras obtenidas por el análisis del año anterior, ha puesto de manifiesto la aparición de la salud mental como preocupación para las familias venezolanas migrantes sobre sus los menores de edad.
En concreto, un 77 por ciento ha constatado un impacto negativo en el bienestar psicológico de sus hijos, mientras que un 40 por ciento ha mencionado tendencias de depresión y un 30 por ciento aumento del estrés, así como aumento de violencia.
A esto se añade la disminución en un 26 por ciento de los servicios psicosociales y que solo se ha conseguido un 4 por ciento de la financiación necesaria para brindar la ayuda que necesitan los migrantes y desplazados internos.
Otras de las preocupaciones para la niñez son la comida limitada -un 51 %-, la deserción escolar -un 16 %- y el abuso, negligencia y explotación -un 11 %-.
CONSECUENCIAS
DE LA PANDEMIA
La llegada de la pandemia ha tenido un fuerte impacto en las comunidades de migrantes, no solo en las condiciones económicas y sociales, sino también en el acceso a las vacunas contra la enfermedad, algo que desde World Vision han denunciado, ya que «no están llegando a las poblaciones más necesitadas, y las condiciones de vida de los migrantes los exponen a mayor riesgo», ha denunciado la directora técnica, promoción y compromiso externo de World Vision.
De las personas entrevistadas para esta investigación, el 20 por ciento cree no ser elegible para la inmunización por su condición de refugiados, mientras que el 66 por ciento no tenía información sobre los planes de vacunación para sus comunidades.
Esto se debe a que «no hay información específicamente creada para ellos, mientras que la mayoría no tienen acceso a medios de comunicación, ni en muchos casos a Internet», algo que se suma que el 22 por ciento no recibe información regular sobre Covid-19, como protocolos y medidas se seguridad sanitaria.
Finalmente, entre las preocupantes conclusiones se incluye que el 40 por ciento no sabe si se vacunará y el 44 por ciento no ha escuchado nada de las vacunas, «ni siquiera que existen».
En un contexto de falta de información y de acceso a la vacunación, World Vision ha trabajado estrechamente con los líderes religiosos de las comunidades, que cuentan con altas cuotas de credibilidad «que no hay otra parte del mundo», que en el caso de Brasil se elevan al 78 por ciento y en Colombia al 67 por ciento. (Europa Press)