La ministra de Interior y Justicia, Carmen Meléndez, asumió que las fuerzas chavistas no lograron apresar a los capos. “Mienten, censuran y confunden para tapar la realidad, su complicidad con estas bandas armadas”, denunció Guaidó.
“Se acabó la violencia en Caracas”, afirmó la vicepresidenta chavista Delcy Rodríguez, sin embargo no dijo nada de “Koki”, “Garbis” y “Vampi”, los capos de la banda que aterroriza a los caraqueños. El tono de su intervención fue el clásico -culpar a Colombia y a EEUU de todo-, pero eludió los nombres propios de los capos. La confirmación de que habían escapado y de que el supuesto control que dice tener el régimen es falso llegó de la voz de Carmen Meléndez, la ministra de Interior.
La frase era larga, enumeraba los hallazgos de las fuerzas chavistas en Cota 905, la barriada donde la banda maneja todo. Apurada por demostrar logros, terminó revelando la información más sensible: “Las guaridas que tenían, ellos las destruyeron antes de irse, antes de escaparse”.
Así, en medio de una enumeración de falsos éxitos, el régimen admitió que Carlos Luis Revete, alias “Koki”, líder de la banda criminal y los otros cabecillas, “Garbis” y “Vampi”, siguen libres.
“Hemos avanzado en desmantelar las estructuras del crimen que se habían instalado en estos territorios, con claras pretensiones de sembrar el terror y quebrantar la paz de las y los caraqueños”, escribió en Twitter Meléndez. “Hemos liberado a ciudadanos que habían sido secuestrados por los antisociales”, insistió, sin embargo los capos de las bandas siguen sin ser apresados.
Y Rodríguez acusó a Leopoldo López y a Juan Guaidó, los líderes opositores, de estar detrás de todos los incidentes de los últimos días e, incluso, afirmó que los criminales estaban entrenados por Colombia y EEUU.
Las funcionarias chavistas, que dieron por cerrado el operativo aun cuando los líderes siguen libres, informaron que 22 “delincuentes” fueron neutralizados, y que dos policías y un guardia nacional bolivariano murieron en el operativo de las fuerzas de régimen, pero no brindaron datos sobre las bajas civiles.
”Lamentamos la muerte de un sargento de la (policía militarizada) Guardia Nacional (…) y tres funcionarios de nuestra Policía Nacional (…) Asimismo, en esta operación han sido neutralizados 22 delincuentes”, dijo Meléndez en su declaración que no admitió ninguna pregunta periodística. La ministra no detalló si los “neutralizados”, una palabra usada de forma ambigua por las autoridades, fallecieron en los enfrentamientos o fueron detenidos, si bien aclaró que hay “28 personas heridas” durante los tiroteos que han paralizado la vida en el occidente de Caracas durante casi 72 horas.
PACTO DE IMPUNIDAD
A pesar de tener cargos en contra desde 2013, por crímenes como robo, homicidio y narcotráfico, “Koki” goza de gran impunidad. El pacto de no agresión al que llegó con las autoridades venezolanas demuestra la abdicación casi total del Estado en los barrios marginados controlados por las megabandas
Cota 905 es uno de los sectores más violentos de Caracas, y en él existen múltiples pandillas urbanas. Durante años, el sector ha sido objeto de violencia y arbitrariedades por parte de la policía, lo que ha dado origen a una profunda antipatía de los habitantes hacia los organismos de seguridad. En este contexto, las pandillas ganaron poder social como autoridades de facto en la comunidad.
“Koki” ganó importancia como lugarteniente del líder de la banda, Jesús Alberto Ramos Caldero, alias “El Chavo”, quien en 2014 se propuso unir a las
pandillas de Caracas contra la policía. Esta iniciativa contribuyó al surgimiento de una nueva estructura criminal en Venezuela: las “megabandas”, cada una de las cuales está compuesta por más de 50 miembros, son más organizadas y están mejor armadas que las pandillas callejeras tradicionales e imitan la estructura jerárquica de las pandillas carcelarias de Venezuela.
En enero de 2015, Cota 905 fue incluida en el programa de “Zonas de Paz” del gobierno de Maduro, mediante el cual las autoridades cedieron el control territorial a las organizaciones criminales, a cambio de que estas redujeran la violencia. Esta tregua se rompió en julio del mismo año con el inicio de la Operación Liberación del Pueblo (OLP), propuesta por Maduro, la cual consistió en una fuerte represión que marcó el regreso de la violencia policial y de las violaciones a los derechos humanos que se habían dado en el pasado. La primera incursión de la OLP en Cota 905 dejó como resultado 15 muertos, solo seis de las cuales tenían antecedentes criminales. Revete no se contaba entre ellos, pues se había refugiado en una prisión pocas horas antes de la redada. Continuó evadiendo su captura durante toda la operación, lo que alimentó la sospecha de que el verdadero objetivo de esta eran los rivales de Revete.
El abandono estatal de que fue objeto Cota 905 convirtió al sector en un enclave criminal, donde las megabandas se movían con total libertad. Aunque la “pax mafiosa” entre las pandillas y las fuerzas de seguridad quizá redujo la violencia, también les permitió a bandas como la de “Koki” acumular armamento pesado y consolidar sus economías criminales. Hacia 2016, se estimaba que la banda de Revete tenía entre 70 y 120 miembros, quienes usaban a Cota 905 como base de operaciones para la extorsión, el secuestro y el robo de vehículos. Aunque incluyendo a las pandillas aliadas, puede contar hasta con 180 hombres.
“Lo que pretende hacer el régimen con el caso de la Cota 905 es una novela repetida, un show más en el que van a inculpar a la alternativa democrática. Mienten, censuran y confunden para tapar la realidad: su complicidad con estas bandas armadas”, denunció Guaidó. (Infobae)