La vacuna producida por el estatal centro de investigación Gamaleya, que sería administrada a 12 millones de personas, se sumará al arsenal de inmunizaciones para luchar contra el COVID-19 que está tratando de reunir México, el cuarto país del mundo con más muertes por la pandemia del coronavirus.
"Conversamos con el presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin, y se mostró genuinamente afectuoso. Lo invité a visitar México y le agradecí por la decisión de enviarnos 24 millones de dosis de la vacuna Sputnik V para los próximos dos meses", escribió el presidente Andrés Manuel López Obrador.
A pesar de haber sido el primer país de Latinoamérica en iniciar la vacunación de su población con inyecciones de Pfizer, México ha avanzado lentamente en su plan de inmunización y actualmente es una de las naciones que menos dosis ha administrado en el mundo por cada 100 habitantes.
El anuncio de la vacuna rusa llega en momentos en que el país latinoamericano atraviesa el acmé de la pandemia: la semana pasada rompió récords de casos y muertes diarias, los hospitales de la capital están abarrotados y quienes se tratan en casa sufren para conseguir oxígeno medicinal.
A principios de enero, el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, viajó a Argentina para analizar la experiencia del país sudamericano en la aplicación de la vacuna rusa contra el Covid-19. El canciller mexicano, Marcelo Ebrard, agregó el lunes que recibirán las dosis rusas "a la brevedad".
Mientras Argentina, Brasil y Venezuela han acordado el suministro de la Sputnik V, Europa desconfía de ella y en Estados Unidos se la ve como un elemento de propaganda de la administración de Putin. Sin embargo, la vacuna rusa ha aparecido como un salvavidas para los países que no han podido costear las dosis de las grandes farmacéuticas. (Reuters)